A poco del cierre de las exportaciones de cerezas nacionales, se estima que Argentina logró colocar más de 7.600 toneladas de la fruta en los mercados internacionales. La temporada 2024/2025, además de dejar un nuevo récord para estas producciones, también se destacó por alcanzar buenos precios tanto en el exterior como en el mercado local. Incluso hubo una demanda sostenida del producto, a pesar del ingreso de la fruta chilena en las verdulerías locales.
“La temporada va a terminar bien en términos generales. Algunas regiones supieron capitalizar las oportunidades antes de la llegada de los envíos marítimos a China. Este volumen temprano permitió buenos precios y una comercialización fluida”, dijo Aníbal Caminiti, Gerente General de la Cámara Argentina de Productores de Cerezas Integrados (CAPCI) en una entrevista concedida al medio Más Producción, quien precisó además que Chubut no corrió con la misma suerte debido a las condiciones climáticas que complicaron la producción.
El aumento de las exportaciones, además de la diversificación del mercado de la fruta, responde en gran medida a las mejoras en la productividad y en las plantaciones. En este sentido, el acceso a nuevas tecnologías para garantizar la calidad postcosecha y una mejor conservación en frío permitieron que la cereza argentina pudiera trasladarse a destinos más lejanos.
A las mejoras logísticas también se suma la producción temprana en algunas zonas. Esto permitió que la cereza nacional entrara al mercado en un periodo de baja oferta y mucha demanda, lo que trajo consigo que se apreciaran los precios. Todo lo contrario sucedió con la fruta chilena que saturó el mercado chino con una sobre oferta de la fruta, lo que llevó a una menor demanda y la caída abrupta en las cotizaciones, particularmente en los meses de enero y febrero. El efecto también se sintió en otros mercados como Estados Unidos, Europa y Medio Oriente.
Aun en este contexto, la producción chilena de cerezas es un preocupación latente para la próxima campaña, porque saldrá a disputar aquellos mercados donde el producto nacional está afianzado. “Si la próxima temporada acompaña climáticamente, Chile tendrá una mayor producción exportable y eso impactará aún más en nuestros mercados. Esto nos afectará en precios y nos obliga a repensar estrategias”, adelantó Caminiti.
Frente a la incertidumbre de perder la pulseada frente a las exportaciones chilenas, el gerente también define como un gran desafío para la industria local, el panorama productivo interno y la irrupción de la fruta del país austral en el mercado argentino.
“Este año, los costos impactaron de manera significativa. La mano de obra subió un 80%, la energía el 140% y los impuestos aumentaron un 110% en pesos. Esto nos resta competitividad frente a Chile, donde los costos de producción son menores”, señaló Caminiti. Y alertó: “Se importaron más de 1.000 toneladas esta temporada, un 20% del total del mercado interno. Si esta tendencia sigue creciendo, podría ser una amenaza para los productores locales”.
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