Los paisajes productivos del norte bonaerense, sur de Santa Fe y otras zonas de excelencia productiva se tiñen de amarillo y negro en homenaje a un cultivo con mucha historia que vuelve a ofrecer importantes ventajas desde lo agronómico y buenas perspectivas desde el aspecto económico.
El girasol, que tuvo un auge sorprendente en la década del ’70 en estas regiones, vuelve a competir con la soja y el maíz, pero ya no sólo por su adaptabilidad a situaciones de estrés hídrico y altas temperaturas.
También por la rentabilidad que ofrece al productor y por sumar en los distintos híbridos varias tecnologías que permiten un ascenso desde lo agronómico.
EL REBROTE DEL GIRASOL
Gracias al avance de la genética y al manejo agronómico, el panorama es completamente distinto al de otras épocas.
Actualmente existen híbridos resistentes, tecnologías que permiten enfrentar los desafíos de manera más eficiente y un potencial que sigue creciendo al ritmo de la investigación.
Sin embargo, aún queda mucho por hacer: la agronomía debería acompañar más de cerca al mejoramiento, y es ahí donde las nuevas generaciones tienen una oportunidad para encontrar las técnicas más adecuadas para cada situación, para cada híbrido y para cada desafío que el girasol presente.
“En las últimas campañas comenzó a expandirse el área de girasol en la zona núcleo, una región donde hacía años no se sembraba, y es un aspecto positivo debido a que esta situación diversifica los sistemas productivos”, cuenta Marisa Della Maddalena, Breeder de girasol de ACA Pergamino.
EL GIRASOL, UNA HISTORIA SIGNIFICATIVA
La entrevistada destaca, en diálogo con Infocampo, que durante la década del 70, con la aparición de híbridos de gran potencial productivo y aceitero, se llegaron a cultivar unas cuatro millones de hectáreas, dejando en claro su importancia en los sistemas agrícolas de la época.
“Esta situación duró bastante tiempo, pero el cultivo fue perdiendo auge por su baja rentabilidad y disminuyó la siembra prácticamente a más de la mitad, apoyado por la facilidad del manejo de la soja con las variedades RR que simplificaron su adopción en la región núcleo”, manifestó la investigadora del cultivo.
Si bien el cultivo continuó su proceso de mejoramiento genético, pensando siempre en rendimiento y calidad de aceite, hubo una redistribución de la zona de siembra y “se fue estableciendo en zonas más marginales”, impulsando de esta manera “una brecha entre el rendimiento potencial y lo que se logra” en esas regiones.
Así, los últimos avances que tuvo el cultivo de girasol, la investigación en manejo sobre su respuesta a la fertilización y el precio de mercado fueron variables elocuentes para que el cultivo comience a brillar nuevamente en la región núcleo, incluso reemplazando hectáreas de maíz y soja.
“Tanto girasol como sorgo se adaptan mejor a condiciones de sequía. Esto no fue un tema menor a la hora de analizar las últimas tres campañas, donde particularmente girasol tuvo un importante crecimiento en esta zona”, continuó Della Maddalena.
Pero además, la genética hizo su trabajo. “El crecimiento que hubo de girasoles CL, resistentes a herbicidas, también fue un punto a favor, ya que facilita el manejo de malezas en el campo”, agregó la breeder de ACA.
Es decir, que poder aplicar herbicidas en pre-siembra y sumar aplicaciones en pos-emergencia temprana y algún graminicida después hace que el cultivo tenga herramientas concretas para poder afrontar el problema de malezas en todo su ciclo.
GIRASOL: RECOMENDACIONES DE MANEJO
Para los especialistas, llegar a la siembra con el lote limpio, sobre todo por la dificultad para controlar rama negra y yuyo colorado una vez implantado el cultivo, es fundamental.
En cuanto a fecha de siembra, la vocera indicó que es factible evitar ir más allá del 10 de noviembre, aunque “lo ideal” sería sembrar “entre el 15 y 20 de octubre en toda la región núcleo”, ya que de lo contrario se pierde potencial de rendimiento.
Además, destacó que los productores deben apuntar a 45 y 50 mil plantas por hectárea como una buena densidad, con una distancia entre hileras de 52 centímetros, y fue tajante en el aspecto nutricional.
“Previo análisis de suelo, se debe fertilizar debido a que tiene una muy buena respuesta a nitrógeno y fósforo en el arranque”, explicó la breeder, sumando que tiene una primera etapa de expansión foliar rápida, que es donde tiene que estar bien nutrido y recibir el aporte principal de agua.
GIRASOL: UNA GENÉTICA QUE AVANZA
En la última edición de “A campo abierto”, la tradicional exposición realizada por la Asociación de Cooperativas Argentinas (ACA) en la Cooperativa de La Violeta, Buenos Aires, el criadero ACA Pergamino mostró tres importantes híbridos de girasol pensando en la futura campaña.
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“A nivel comercial, ACA cuenta con tres híbridos que se adaptan a distintas regiones productivas”, sostiene Della Maddalena. En ese punto, exhibió el ACA 203 CLDM de ciclo intermedio largo destinado a ambientes de mediana y baja fertilidad, el ACA 216 CLDM y el ACA 220 CLDM, que son girasoles de alto potencial indicados para ambientes de mejor aptitud.
“Son todos materiales CL que se destacan por su resistencia a Downy Mildew, un hongo que ataca al cultivo produciendo enanismo en la planta y por ende pérdida de rinde”, concluyó la entrevistada.