La “sequía comercial” ya se transformó en “sequía de agrodivisas”: Cada vez duran menos los “manotazos” fiscales que le pegan al campo

Finalmente, tal como había anticipado Bichos de Campo, el mercado argentino de soja ingresó en una fase de “sequía comercial” luego del aumento libertario de derechos de exportación.

El régimen de rebaja temporaria de derechos de exportación instrumentado por el ministro Luis “Toto” Caputo resultó muy exitoso, pero, tal como sucedía con los sucesivos “dólar soja” de su antecesor Sergio Massa, termina siendo “pan para hoy y hambre para mañana”.

En junio pasado los agroexporadores registraron Declaraciones Juradas de Ventas Externas (DJVE) de productos agroindustriales por un volumen gigantesco de 23,532 millones de toneladas, de los cuales 19,909 millones se realizaron en el marco del régimen de rebaja temporaria de derechos de exportación. Para tener una idea de lo que representa esa cifra, vale mencionar que en los primeros cinco meses de 2025 las registraciones totales de DJVE de productos agroindustriales sumaron 40,976 millones de toneladas.

¿Cuánto se lleva registrado de DJVE de productos agroindustriales en los primeros 21 días del presente mes de julio? Una magra cifra de 1,17 millones de toneladas. Migajas.

A partir del presente mes de julio, con el aumento de derechos de exportación, las ventas de soja por parte de los productores se cayeron porque la mayor parte espera un nuevo incentivo oficial para desprenderse del poroto.

Lo mismo sucedió con las DJVE de productos del complejo sojero, que desde la finalización de la rebaja de retenciones sumaron apenas 350.825 toneladas de poroto de soja.

El régimen finalizado el 30 de junio (1 de julio para la registración de DJVE con el beneficio tributario) disponía que para aplicar la rebaja de la alícuota del derecho de exportación los agroexportadores tenían que abonar el 95% de las divisas de la venta en un plazo de hasta 15 días posterior al registro de la operación.

La cuestión es que ese plazo ya se acabó y ahora el Banco Central (BCRA) debe valerse por sí mismo para acumular reservas, ya los agroexportadores tampoco registraron nuevas DJVE de maíz en lo que va del presente mes y las divisas aportadas por los restantes sectores de la economía no alcanzan para suplir las demandas de dólares por parte de particulares, importadores y turistas (que aprovechan el dólar “barato” para viajar al exterior).

Para agosto próximo apenas se registraron DJVE de harina de soja por una suma de 1,52 millones de toneladas, una cifra que ni siquiera llega a superar los 1,56 millones de agosto de 2023, año en el cual una sequía histórica “barrió” con gran parte de la cosecha de soja.

En ese marco, las autoridades del BCRA están comprando divisas para incrementar las reservas luego de la “retirada” del sector agropecuario, que no tiene contraparte que pueda asumir su lugar como “fabricante” de moneda dura. En lo que va del presente mes las reservas internacionales crecieron en 699 millones de dólares.

La cuestión es que esa demanda oficial, sumada a las múltiples demandas privadas, es algo así como echar “nafta al fuego” en lo que respecta a la dinámica del tipo de cambio, que por razones obvias tiene todas las condiciones para subir y mucho.

Como el objetivo de la política económica es usar el tipo de cambio como ancla inflacionaria –al menos hasta las elecciones legislativas nacionales de octubre de 2025–, el gobierno sigue interviniendo el mercado cambiario por medio de futuros de dólar en el mercado A3 y promoviendo tasas de interés en pesos astronómicas para intentar tentar a inversores y que éstos se queden en pesos en lugar de pasar al dólar.

En ese marco, comenzaron a suceder cosas rarísimas en el mercado financiero argentino, como el hecho de que este lunes las cauciones en el BYMA se negocien a una tasa anual promedio ponderado del 47,2%, mientras que en A3 la misma hoy fue de 41,5%. Si, tal como indica el BCRA, la expectativa de inflación minorista –según el REM– para el próximo año es del 20,8%, entonces algo no cuadra: o esa proyección es pura fantasía o bien las tasas abonadas por las cauciones son un disparate momentáneo que debería esfumarse más pronto que tarde.

Mientras que tal anomalía es una “fiesta” para los “timberos” que están diariamente mirando pantallas, se trata de una pésima noticia para aquellos que deben refinanciar o financiar operaciones productivas o comerciales, especialmente teniendo en cuenta que la capacidad de consumo promedio de la población argentina sigue en el freezer.

En definitiva: intervenir el tipo de cambio con fines electoralistas, además de propiciar políticas agrícolas con una mirada de corto plazo en función de intereses cambiarios, es una estrategia que tiene cada vez una fecha de vencimiento más cercana.

¿Qué puede salir mal? El principal complejo exportador de la Argentina está siendo atacado de manera simultánea por tres “enemigos”

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