En sus habituales rondas de prensa, Manuel Adorni confirmó el 27 de noviembre de 2024 que -tal como había anticipado Bichos de Campo– se iba a poner a remate la primera propiedad perteneciente al patrimonio del INTA, del cual ahora se quieren vender también miles de hectáreas de campos.
Para acallar posibles críticas ante la subasta del histórico edificio de la calle Cerviño 3101, el vocero presidencial aclaró: “Esto es importante, lo recaudado por la venta de este edificio quedará en el INTA y será destinado a financiar lo que debe financiar el INTA, que son investigaciones”.
¿Mentía Adorni? Al parecer no, porque la Resolución 70/2024 de la AABE (Administración de Bienes del Estado) que puso a la venta ese emblemático edificio, también establecía algo parecido: que el 70% de los recursos que se obtendrían por la venta de Cerviño irían a parar al organismo que sufría la enajenación de ese bien, y que solo 30% sería para el Tesoro Nacional. Hasta ahí, entonces, el vocero había dicho una media verdad, porque 70% de lo recaudado volvería al INTA.
El edificio de Barrio Norte, donde hasta ese momento trabajaban unas 80 personas, tenía un alto valor, en todo sentido. Para los que forman parte del INTA, el valor era afectivo, pues allí habían comenzado muchas políticas agropecuarias señeras, como la de cuidados de los suelos en los años 60. Para los gremios y los opositores a Javier Milei, en tanto, el valor era simbólico: si lograban vender ese inmueble, pues los libertarios tendrían manos libres para avanzar con los remates de otros bienes, como las 70 mil hectáreas de campos experimentales.
Resultó que, para los que hacen desarrollos inmobiliarios, también tenía un alto valor: el 23 de diciembre de 2024 ese edificio finalmente se subastó y el grupo ganador, que aspira a hacer allí una gran torre, accedió a pagar por el mismo 18,5 millones de dólares, es decir tres veces el precio base con el que Cerviño 3101 había salido a remate.
“La subasta más grande de su historia”, titulaba la gacetilla con que la AABE informó sobre aquella primera operación con los bienes del INTA.
A partir de ese resultado, y teniendo en cuenta lo que había prometido Adorni y la propia AABE, es decir que el 70% de los recursos irían a manos del propio Instituto, en Bichos de Campo cometimos la ingenuidad de calcular que al organismo deberían ingresar al menos 13,5 millones de dólares por aquella operación.
Ahora deberíamos escribir mil veces en el pizarrón: “Nunca le creas a los políticos”.
“Confirmado que no”, fue la respuesta de una fuente interna del INTA cuando esta semana preguntamos si finalmente habían recibido el dinero que les habían prometido.
Esa primera respuesta ameritó una segunda consulta a la AABE, responsable directa de la operación inmobiliaria. Allí fueron muy atentos y expeditivos. Dijeron que el edificio de Cerviño “está en proceso de escrituración” a sus nuevos dueños, y que al INTA “ya les transfirieron 1.364.301.000 pesos y quedan por transferirles 1.258.000 dólares, menos los gastos de escrituración”.
Es decir que a lo sumo, cuando concluya la operación, el INTA recibiría una suma muy inferior que la originalmente prometida por las autoridades. A lo sumo, con viento a favor, embolsaría 2,5 millones de dólares, apenas el 13,5% del valor de venta y no el 70% que marcaba la resolución original. En otras palabras, le faltarán unos 11 millones de dólares. Alguien se “los robó”. Esa plata quedaría en el Tesoro, e iría a pagar salarios, deuda externa o lo que fuera que sea.
No será plata para investigaciones, como había asegurado Adorni.
¿Qué sucedió en el medio? Fue el presidente Javier Milei en persona, mediante un decreto, el que dispuso otro destino desconocido para la mayor parte de la ganancia obtenida por el remate de Cerviño 3101.
El 12 de marzo de 2025, Milei firmó el Decreto 186. Allí, al amparo de una falta de Ley de Presupuesto sancionada por el Congreso, el presidente modificó gran cantidad de partidas y asignaciones, como es costumbre. Y en medio de ese revoleo de plata, modificó el artículo original que disponía que 70% del dinero obtenido por la AABE de las ventas de bienes del Estado fueran dirigidos hacia el organismo que había cedido el bien inmueble a vender.
“Por medio del artículo 15 del Decreto 1382/12 se dispone que los ingresos provenientes de la enajenación de los inmuebles, de la constitución, transferencia, modificación o extinción de otros derechos reales o personales sobre los mismos y de locaciones, asignaciones o transferencias de su uso serán afectados un 70% a favor de la jurisdicción presupuestaria o entidad que detente su efectiva custodia y el 30% restante ingresará al Tesoro Nacional. Sin embargo, en el marco de la emergencia económica y financiera declarada resulta fundamental modificar la distribución prevista por el citado artículo 15 con el fin de atender las necesidades del Tesoro Nacional, en aras de mantener el equilibrio fiscal y el sostenimiento de las políticas económicas”, dice el decreto de Milei que dejó al INTA casi con las manos vacías y consumó este despojo.
Finalmente el INTA no tendrá la plata que le correspondería por la subasta de su histórico edificio. Tampoco sus investigadores tendrán dinero para investigar, como prometió Adorni.
El mismo derrotero sucederá ahora con las subastas de campos y otros bienes del INTA, que el gobierno puso en marcha acelerada esta misma semana.
La entrada Manuel Adorni aseguró que el INTA recibiría 70% del dinero obtenido por el remate del edificio de Cerviño 3101, pero Javier Milei alteró los planes y le “robó” al organismo tecnológico cerca de 11 millones de dólares se publicó primero en Bichos de Campo.