Entre las múltiples plantas que suelen ser asociadas más a malezas pero que pueden ofrecer importantes beneficios como los cultivos, se destaca la ortiga.
En concreto, es utilizada por sus múltiples bondades tanto en la cocina como en la medicina, por ser suculenta al paladar, altamente nutritiva y con beneficios para el área farmacológica y de las ciencias de la salud.
LAS BONDADES DE LA ORTIGA
A través de su uso a lo largo de la historia, se han descubierto nuevas propiedades, y como consecuencia, la lista de beneficios se incrementó con el pasar de los años.
La ortiga también es una planta usada en la huerta. Los residuos orgánicos de ortiga son conocidos por repeler plagas y curar a nuestras plantas. Aunque no se suele cultivar en la zonas donde se da naturalmente sí que se hace en otras.
Los nutrientes que aporta son:
Vitaminas: vitaminas A, C y K, así como varias vitaminas del grupo B.
Minerales: calcio, hierro, magnesio, fósforo, potasio y sodio.
Grasas: ácido linoleico, ácido linolénico, ácido palmítico, ácido esteárico y ácido oleico.
Aminoácidos: contiene todos los aminoácidos esenciales.
Polifenoles: kaempferol, quercetina, ácido cafeico, cumarinas y otros flavonoides.
Pigmentos: betacaroteno, luteína, lúteo xantina y otros carotenoides.
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En tanto, también suma otras propiedades benéficas:
Muchos nutrientes que aporta actúan como antioxidantes dentro del organismo.
También funciona de forma externa como un tratamiento para lumbagos y dolencias de alto valor muscular. Además, es utilizada como astringente para detener hemorragias externas y uterinas.
Tiene un efecto inhibitorio a nivel sanguíneo, dado que baja los niveles de azúcar en la sangre (glucemia) y disminuye la presión arterial.
Es utilizada para tratar la anemia ferropénica ya que favorece la absorción del hierro.
Además, se usa para limpiezas a nivel interno, porque sirve como un depurativo, ideal para problemas de estreñimiento y congestión, entre otros.
Se utiliza a nivel dermatológico para tratar problemas de debilidad en el cuero cabelludo, así como otros problemas del cabello como la caspa.
Tiene un alto poder antiinflamatorio para el tratamiento de artritis, las hemorroides e inflamaciones internas generalizadas.
Tiene una función antihemorrágica, para el tratamiento tanto de hemorragias a nivel interno y externo, y sus propiedades diuréticas son ideales para curar enfermedades relacionadas con los riñones.
Es uno de los pocos elementos naturales con un alto poder histamínico, capaz de mejorar en gran proporción los cuadros alérgicos ante diferentes agentes.
Tiene un alto poder a nivel tegumentario, utilizado para tratar problemas de la piel como manchas y acné, o enfermedades más avanzadas como la dermatitis.
Funciona como un expectorante eficaz en el tratamiento de enfermedades infecciosas de pecho.
Elimina los radicales libres en las membranas celulares, y como consecuencia previene la vejez.
Se usa en la industria cosmética para productos de belleza en la elaboración de cremas.
Tiene poder analgésico, para la reducción de las dolencias y atrofias a nivel de la musculatura esquelética.
CÓMO HACER UN TÉ DE ORTIGA
Otro aspecto benéfico de la ortiga es que produce saciedad para quien la consuma, de manera que contribuye a evitar la ansiedad, la cual es la primera causa de los problemas de obesidad en el mundo.
Por eso, tomar un té de de ortiga unos minutos antes de las comidas, es una estupenda forma de mejorar su salud para quienes buscan luchar contra su sobrepeso.
En general, esta planta medicinal es aprovechada casi en su totalidad, debido a que cada parte cumple una función de las antes mencionadas en particular.
Se puede tomar silvestre o que haya cumplido un proceso de secado previo, este último, es especial para la elaboración de té e infusiones.
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Asimismo, las hojas se pueden incluir en los platos favoritos, pero mayormente se utiliza en la cocina para las ensaladas.
En este contexto, cuando se dice que hay un aprovechamiento completo de ello, es porque realmente es así, se utiliza todo, hojas, tallo, hasta las raíces, para elaborar sopas, infusiones, aceites, cremas: es decir, un sin número de utilidades.
Por ejemplo, en el caso del té de ortiga, se puede hacer tanto con hojas tanto secas como frescas. La forma es incluir una cucharadita de estas hojas en una proporción de una taza de agua, más o menos unos 200 mililitros, que no haya llegado a hervir y dejamos infusionar de cinco a 10 minutos. Se suele recomendar una dosis de dos tazas al día antes de la comida.