En la localidad jujeña de Perico, una zona tradicionalmente tabacalera, hay otra actividad productiva que está cobrando fuerza desde hace ya varios años. Se trata de la vitivinicultura, que si bien puede parece un tanto ajena al paisaje local, tiene raíces en el territorio que se remontan a la época colonial. Los viñedos además comienzan a formar parte cotidiana de otro de los paisajes más conocidos de Jujuy: nada menos que la Quebrada de Humahuaca.
El resurgimiento de las vides en esta provincia norteña es un proceso que ya lleva dos largas décadas, y que vino acompañado del trabajo de especialistas de INTA, que han logrado que la superficie implantada en la provincia ronde ya las 50 hectáreas, distribuidas en una docena de bodegas.
Uno de los artífices de este silencioso trabajo es el agrónomo Freddy Sosa, a quien muchos señalan como el “culpable” de que se esté armando todo un circuito vitivinícola.
El técnico del INTA rememora cómo fue aquella situación: “Estábamos en un proyecto que abarcaba temas varios como la producción de pimiento para pimentón, la recuperación del cultivo regionales, y la producción de vis. Yo trabajaba en la agencia de Hornillos, en la Quebrada, y apostamos por trabajar en la región. Para eso trajimos cepas de La Rioja y las implantamos en el campo de productores. Al cabo de unos cinco años tuvimos resultados, que nos permitieron aconsejar a las consultas que aparecieron. Obviamente había que apostar a una superficie mayor, y ahí apareció un importante inversor que tomó el consejo y lo puso en práctica”, recordó Sosa en una charla con Bichos de Campo.
La referencia es al empresario Fernando Dupont, uno de los primeros que incursionó creando su propia bodega en la Quebrada, en Maimará, con el cerro llamado La Paleta del Pintor como escenario.
En aquel proceso de rescate, la primera cepa que se pensó en recuperar en el INTA fue la criolla, empleada principalmente en la producción de vinos artesanales, pero con el tiempo las circunstancias los llevaron a cultivar cepas Malbec, Syrah, Tannat y Cabernet.
“Esta zona tiene una amplitud térmica importante. Se obtienen vinos con cuerpo y más de 15% de alcohol. La superficie que tenemos no se compara con la de otras zonas pero es un resurgir. Tiene un posicionamiento en la calidad de los vinos que están produciendo, que creo que es lo más importante. Hoy hay más de una decena de inversores que apostaron por hacer vino en la Quebrada, que tiene otro fin, no solamente un cultivo comercial como tal, sino que está asociado mucho al turismo y ese es su potencial”, señaló el agrónomo.
En este sentido indicó que si bien la superficie de la Quebrada es limitada, la producción seguirá creciendo, no solo en cantidad sino también en calidad.
“Hay una competencia por buenos vinos y el turista va y los busca. Hay gente con proyectos importantes y yo creo que en corto tiempo vamos a tener más de un circuito que va agrandar la oferta turística en la Quebrada”, afirmó Sosa.
A continuación, remarcó que el cultivo de vid no compite con la tradicional producción hortícola de la zona, ya que los suelos que se necesitan son distintos. Por el contrario, lo que se suman son más hectáreas destinadas a una actividad que genera mucha mano de obra en la región.
-¿En qué proyecto estas ahora?- le preguntamos a Sosa, que mudó su lugar de trabajo a los valles regados de Perico, donde también el tabaco va cediendo cada vez más hectáreas al regreso de la vitivinicultura.
-Desde Perico este año vamos a empezar a relevar las vides que se están haciendo acá. Hay productores que están produciendo uva de mesa, pero también creo que en el Valle las variedades blancas, pueden ser una noticia muy importante y prometedora en el futuro. Las variedades blancas van a andar muy bien y desde ya hay oferta de algunas bodegas acá. Va a contrastar muy bien con la Quebrada y va a complementar esa producción, que no van a ser grandes producciones, pero vamos a tener una oferta de ese tipo en un corto tiempo.
-Demostraste que se pueden hacer transformaciones en este territorio. ¿Qué pensás en ese marco del debate sobre si sirve o no tener instituciones como INTA y Conicet?
-Si no hay instituciones que generen tecnología, que le lleguen con ella al productor, que inviertan en conocimiento, que pongan en práctica eso en las economías regionales, a los países les cuenta traccionar en su producción. El INTA y el CONICET son instituciones importantes que han demostrado que al país le han dado mucho y le van a seguir dando. A mí me parece que son instituciones que van a seguir y que pueden aportar al crecimiento del país.
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