A contramano: Cecilia Casulo, de la cámara uruguaya de maquinaria agrícola, describe cómo allá protegen la actividad mientras acá discutimos la apertura de importaciones

En Uruguay hay también una industria de maquinaria agrícola. Y es muy pujante, tal vez no tanto por su oferta de productos -porque de hecho no fabrican ningún autopropulsado y son pocas las firmas abiertas- pero sí por el sentimiento de pertenencia y poder de lobby.

Uno de los nombres más fuertes del sector es el de la empresaria Cecilia Casulo, que acumula décadas de experiencia en la industria automotriz y llegó a presidir la Cámara de Fabricantes de Autopartes. Fue además una de las principales promotoras de la creación de una cámara sectorial para la industria agrícola, donde hoy se desempeña como directora ejecutiva.

Lo más curioso del caso uruguayo es que, en cierta medida, hoy van a contramano de nuestro país. Mientras acá se habilita la importación de usados y se encienden alarmas por las desventajas competitivas, allá logran cada vez más protecciones para el sector.

La imagen entre la Cafma, que es la Cámara Argentina de Fabricantes de Maquinaria Agrícola, y la Cufma, su equivalente uruguaya, es la de dos escaleras mecánicas que van en sentido contrario.

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“Nos sorprendió recibir la noticia de que Argentina permitió el ingreso de maquinaria usada. Pensábamos que sólo Paraguay y Uruguay éramos los dos países que estamos atrasados en el tema”, no pudo evitar decir Cecilia, cuya cámara visitó de forma oficial y por primera vez la muestra Agroactiva, el epicentro de los fierros en el interior productivo.

De hecho, en esa misión fueron secundados por un funcionario de la Oficina de Promoción de Inversiones y Exportaciones, que demuestra el trabajo conjunto que tiene hoy el sector con las máximas autoridades. “Tenemos un gobierno abierto, con una gran receptividad”, destacó Casulo.

Esa es una relación que construyeron desde 2014 en adelante, y que les ha permitido hoy hablar de industria de maquinaria agrícola uruguaya, sin que se la confunda con la metalmecánica o se la invisibilice detrás de otros sectores.

Mirá la entrevista completa con Cecilia Casulo:

En total, Uruguay cuenta con unas 30 empresas fabricantes de maquinaria e implementos agrícolas que abarcan las áreas forestal, ganadería, hortícola, frutícola y semillera. Y este dato, aunque suene extraño, lo tuvieron que construir ellos mismos, porque hace 12 años, cuando crearon Cufma, ni siquiera sabían quiénes conformaban el incipiente sector.

Para reunirse, tuvieron que conocerse. “No fue un camino fácil”, recuerda Cecilia, que en ese entonces se sorprendió al ver que funcionarios gubernamentales no sabían del trabajo que se concentra en las zonas de Tacuarembó, Mercedes, Rocha, Durazno, Florida y Canelones.

“Uruguay desconocía totalmente la existencia de la fabricación nacional de maquinaria y de implementos agrícolas, por eso toda la normativa que generaba era en función de beneficiar a los importadores”, explicó la referente. Fue recién entonces, cuando caracterizaron al sector, que pudieron llevar adelante sus demandas y explicar que era imposible producir en esas condiciones.

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Y la discusión no giró en torno al ingreso de importados -nuevos o usados-, como sí sucede ahora en Argentina. En Uruguay eso se permite hace décadas. El problema estaba en que el régimen tributario terminaba castigando al fabricante nacional, porque permitía importar sin gravámenes bajo la etiqueta de bienes de capital, lo que no sucedía si ingresaban como insumos o materia prima.

Eso era un claro desincentivo a la producción propia, que tumbaron con una legislación escrita por su puño y letra en 2019. Así, lograron exonerar los materiales, piezas, kits, accesorios y hasta los repuestos de las máquinas que ellos fabrican para igualar en condiciones la producción nacional con lo importado.

“Nosotros presentamos el problema y la solución. Esa fue una de las grandes virtudes que tuvo Uruguay”, aseguró Cecilia, que recuerda como un gran hito haber dado ese paso, en un claro tándem entre el sector público y privado.

Pero el camino no termina ahí, y el sector considera que ahora debe avanzarse aún más en el fomento al sector. Una de las medidas que aún rige es el descuento en el impuesto a la renta -nuestro impuesto a las Ganancias-, que durante varios años fue del 90% y ahora es del 50%.

“Realmente es un sector que agrega mucho valor y el derrame que genera en el interior del país es increíble”, describe la referente, que parece estar hablando de la industria de maquinaria argentina, en donde también se construye un fuerte sentimiento de arraigo y se favorece el desarrollo de comunidades con la generación de empleo.

Conscientes de eso, la comitiva uruguaya que visitó la muestra anual llevada a cabo en Amstrong también acercó propuestas para empezar a pensar en acuerdos bilaterales. “Uruguay necesita de Argentina, porque no producimos ni materia prima, ni materiales, ni agro partes y queremos tender ese lazo para proveernos”, afirmó Casulo, que asegura haber tenido buena recepción entre los funcionarios locales.

En paralelo, su puja del otro lado del charco continúa. Ahora, el sector pide dar un paso más y que se grave con aranceles al ingreso de maquinaria que ya se fabrica en Uruguay.

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