Balance 2024: El año de las legumbres comenzó con una goleada en contra, pero sobre el final casi logran dar vuelta el partido y dejar buenas perspectivas para el 2025

El 2024 fue un año de extremos para el sector de legumbres en Argentina. Si se lo compara con un partido de fútbol, el primer tiempo estuvo marcado por heladas tempranas, falta de agua y golpes de calor que dejaron a los productores tambaleando. Pero en la segunda mitad del año, gracias a una mejora climática y ciertos movimientos favorables en los mercados internacionales, el sector logró una remontada que, si bien no alcanzó para ganar el partido, dejó buenas perspectivas para el próximo año.

El 2024 de las legumbres, que incluyen porotos, garbanzos, arvejas y lentejas, podría decirse que finalizó 4 a 3. Al principio el clima le propinó una goleada fuerte, las legumbres se recuperaron y sobre el final casi lo dan vuelta. El balance general es negativo, partido perdido. Pero la remontada del final hace presagiar un buen 2025 apalancado por mejores niveles productivos y noticias que llegan de países competidores por el mercado.

Adrián Poletti, ingeniero agrónomo especializado en producción y mercados de legumbres, no dudó en calificar el primer semestre como “tétrico en términos climatológicos y productivos”. La helada temprana del 28 de mayo en el norte argentino afectó gravemente la producción de porotos, especialmente en Salta, en los departamentos de Orán y José de San Martín, epicentros del cultivo de poroto alubia, en norte del país.

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“Es el equivalente a que tengas una helada en la provincia de Buenos Aires el 25 de marzo”, graficó Poletti, destacando lo inusual y devastador del fenómeno. Aquellos productores que lograron sembrar antes del 15 de febrero sufrieron daños leves, pero los que se retrasaron, por diversas razones, enfrentaron pérdidas significativas, sobre todo en poroto.

“Hubo una caída muy fuerte de los saldos exportables y prácticamente un quiebre en la exportación de poroto blanco”, afirmó Poletti.

En regiones como el noroeste de Santiago del Estero, Tucumán y el sur de Salta, los daños dependieron mucho de la fecha de siembra. Aquellos productores que sembraron antes del 15 de febrero lograron minimizar las pérdidas, mientras que los que se retrasaron enfrentaron mayores complicaciones.

En contraste, el garbanzo tuvo una campaña más estable. Poletti estima que la producción alcanzó entre 180.000 y 190.000 toneladas. “La producción fue normal, con buenos rindes, pero el mercado está mixto”, comentó. Los precios internacionales estuvieron presionados por una sobreoferta, principalmente de Canadá y Estados Unidos.

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Sin embargo, las retenciones implementadas en Rusia podrían cambiar el panorama a mediano plazo. “Si Rusia reduce su producción de garbanzo, podría generarse una oportunidad para Argentina en los próximos meses”, analizó Poletti.

La arveja fue la gran protagonista positiva del año. “En la provincia de Buenos Aires vimos los beneficios de la renovación genética”, señaló Poletti, refiriéndose a la introducción de nuevas variedades que permitieron alcanzar rindes de hasta 40 quintales por hectárea.

En términos de mercado, la arveja se benefició de las políticas comerciales de India y Rusia. “India postergó el cierre de su mercado, mientras que Rusia implantó retenciones, lo que redujo su presión exportadora”, explicó. Esto permitió que Argentina aprovechara un espacio comercial clave.

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Aunque la lenteja no tuvo un protagonismo tan destacado como la arveja y el garbanzo, su producción logró mantenerse estable. Sin embargo, las limitaciones en superficie sembrada y los desafíos logísticos continúan siendo un obstáculo para el crecimiento de este cultivo.

Para el 2025 las esperanzas de hacer un buen partido, o al menos mejorar el resultado del 2024, comenzaron a crecer de la mano de las lluvias y del mercado que también comenzó a dar señales positivas. India, un jugador clave, decidió postergar el cierre de sus importaciones de arveja por dos meses, mientras que Rusia, otro gran actor global, implementó retenciones del 5% que limitaron su presión exportadora. “Es una muy buena noticia para Argentina”, afirmó Poletti.

“Rusia juega un rol enorme en el mercado del garbanzo, con alrededor del 50% del comercio mundial. Si reducen su producción, podríamos ver una recuperación de precios hacia marzo o abril del próximo año”, proyectó Poletti.

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Es por esto que Poletti es optimista: “El clima ha acompañado; llovió temprano en el norte, lo que permitió implantar cultivos de cobertura. Si todo sigue así, podríamos tener un año similar a 2005, que fue muy bueno para el poroto”.

Sin embargo, advierte que el precio de los commodities sigue siendo un factor de riesgo. “Una soja barata, un maíz barato y un trigo por debajo de los 200 dólares son un incentivo para que muchos productores se vuelquen a las legumbres, lo que podría generar una sobreoferta difícil de manejar”.

“El 2024 arrancó con una goleada en contra, pero logramos remontar. Sin embargo, no nos alcanzó para ganar. El sector sigue herido y necesita un año bueno para recomponer su situación financiera”, concluyó Poletti.

El balance final es claro: la arveja fue la estrella del año, el garbanzo cumplió pero no brilló, y el poroto, el verdadero motor del sector, tuvo un año para el olvido. Las cartas para el 2025 ya están sobre la mesa, y la pelota vuelve a estar del lado del clima, los mercados y, claro, los productores.

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