Esta semana se supo que la ex presidenta Cristina Kirchner había decidido, en octubre de 2023, días antes de las elecciones generales, invertir parte de su cuantiosa riqueza en acciones de varias compañías extranjeras y argentinas. Se ha hablado mucho ya del caso de Mercado Libre, la plataforma de comercio nacida en el país y que se expandió en la región. Pero también apareció en ese listado, la compañía agrícola Bioceres, nacida en plena crisis de 2001 en Rosario de la mano de un grupo de productores líderes.
De acuerdo con la declaración jurada difundida por el diario La Nación, Cristina invirtió muy poco dinero (respecto el que tiene) en esa compañía, a la cual le aprobó en 2015, antes de dejar su segundo mandato, la soja HB4, tolerante a la sequía, uno de los primeros y escasos cultivos transgénicos desarrollados en la Argentina. Según el listado de propiedades que figura en la declaración jurada de la política, las 406 acciones de Bioceres adquiridas tenían un valor de 9 millones de pesos al momento de la operación.
La acción BIOX (Bioceres Crop Solutions Corp) cotiza en el Nasdaq, el mercado tecnológico de Nueva York. Por estas horas lo hacía a 12,70 dólares por acción, pero el último año se movió en un rango entre 9,76 y 14,20 dólares.
No se sabe cómo le irá a Cristina con Mercado Libre. Pero con Bioceres arrancó muy bien. La compañía acaba de difundir el balance del segundo trimestre del año fiscal 2023/24, finalizado el pasado 31 de diciembre,, y es evidente que la compra ya le está redituando a la ex presidenta. Sucede que los ingresos totales de la compañía en ese lapso de tres meses fueron de 140 millones de dólares, con un fuerte incremento del 49% en comparación con el último trimestre de 2022.
“El crecimiento de los ingresos durante el trimestre fue impulsado principalmente por una fuerte temporada de cosecha de verano en el hemisferio sur, con una demanda de productos reanudada después de la sequía en Argentina”, explicó la compañía en su informe a los accionistas. Además de impulsar nuevos productos y tecnologías agrícolas, como el gen HB4 desarrollado por la investigadora Raquel Chan del Conicet, Bioceres produce y comercializa semillas y otros insumos, como los inoculantes de su controlada Rizobacter.
Con este salto de la facturación, la ganancia operativa para el período analizado fue de 16,8 millones de dólares. El EBITDA ajustado para el trimestre fue de 24,1 millones de dólares, más del doble de la métrica del año pasado. “Refleja el crecimiento de los ingresos brutos y el apalancamiento operativo”, dice el informe que fue presentado a los accionistas, incluyendo a Cristina.
Pero estos buenos resultados no son las únicas noticia destacables que Bioceres le ofreció a sus accionistas, que detentan 50% del capital social. Para empezar, ahora se sabe que Cristina Kirchner también se ha convertido en dueña de una pequeña partecita de una nueva patente otorgada por las autoridades de los Estados Unidos a Bioceres para proteger la soja HB4, que la propia ex presidenta anunció en octubre de 2015, en un acto de campaña en Tecnópolis.
Cristina, la papa transgénica y los cocineros argentinos
“La USPTO (la oficina de patentes de Estados Unidos) nos concedió una patente adicional que debería proteger la tecnología de soja HB4 al menos hasta 2042”, celebró en la revisión de la gestión, Federico Trucco, el director ejecutivo de Bioceres. Esa variedad de soja con tolerancia a la sequía está aprobada en la Argentina pero no se siembra, pues todavía resta la aprobación condicionante desde China, principal país importador de la oleaginosa.
Curiosamente aquí Bioceres no tendría la misma seguridad jurídica que en Estados Unidos por este desarrollo, pues está prohibido aplicar patentes sobre organismos vegetales. La compañía rosarina le prestó al gobierno de Javier Milei a uno de los 23 productores que la fundaron en 2001, y su ex director de Estrategia, Claudio Dunan, para que justamente ocupara la presidencia del Instituto Nacional de Semillas (INASE). A falta de patentes, este funcionario de la gestión de Fernando Vilella quien intentó que la Argentina adhiriese al convenio internacional UPOV 19, que busca preservar el derecho de propiedad intelectual de los desarrolladores. Pero esa ofensiva no pasó el filtro del Congreso en el marco del debate por la ley Bases.
Es curioso, entonces, que Bioceres avance en otros países bastante más rápido de lo que lo hace aquí, donde hasta los ex presidentes invierten en ella. Trucco, de hecho, también reveló que en el último trimestre de 2023 la compañía logró “nuevas aprobaciones regulatorias para soja en Australia, Nueva Zelanda, Tailandia y Malasia, y para trigo en Tailandia”; así como “nuestro programa de soja en Brasil avanza rápidamente con un aumento de 7 veces en hectáreas respecto al año pasado”.
Buenas noticias para Cristina, en su balance Bioceres anunció además que el cuestionado trigo HB4, que fue muy discutido por la cadena triguera argentina porque se iba a utilizar para la elaboración de alimentos panificados directamente para el consumidor argentino, también goza de muy buena salud.
“Los resultados de la cosecha de trigo en Argentina validan la competitividad de nuestras nuevas variedades frente a las mejores variedades comerciales”, informó el informe de Bioceres, que lamentablemente sigue sin identificar cuánto trigo HB4 se ha cosechado este verano, cuáles son los rendimientos en cada zona y en qué alimentos se utiliza. Eso es lo que había prometido el propio Dunan informar a Bichos de Campo el día que el ex ministro de Agricultura de Alberto y Cristina, Julián Domínguez, tomó la decisión de liberar la siembra del trigo HB4 a pesar del rechazo de casi todo el sector.
¿Cuál será la estrategia de Bioceres ahora que logró tener aprobado el trigo transgénico HB4?
“Nuestros inventarios de trigo actuales son suficientes para cumplir con nuestra guía para el año fiscal 2024 para este negocio, lo que nos permite concentrarnos en la ejecución comercial durante la próxima temporada de siembra de trigo de invierno en América del Sur”, fue la escueta información que surge del último balance.
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