“Avísenle a los del campo que si tienen que liquidar liquiden ahora”, dijo el presidente Javier Milei en abril, cuando anunciaba que las retenciones a los granos se volverán a aumentar a partir de julio, luego de una baja temporal de apenas cinco meses.
Parece que esas advertencias fueron debidamente escuchadas, porque durante el primer cuatrimestre del 2025 el sector de cereales y oleaginosas exportó un 30% más que el mismo período del año pasado y colaboró a compensar los números en rojo de la cuenta corriente. De todos modos, la comparación de periodos se sigue haciendo contra un momento -principios de 2024- donde el agro seguía sintiendo el impacto de una fuerte sequia.
Pero ahora, con el negocio normalizado, estos son los ejemplos a citar. Con más de 7.800 millones de dólares aportados, el agro colaboró decididamente en el balance comercial, ya que entre los demás sectores de bienes y servicios hubo un egreso de 10.000 millones de dólares.
Con un saldo negativo de 4.800 millones de dólares, la cuenta corriente sigue en rojo por 11° mes consecutivo y, de no haber sido por el incremento en las exportaciones de granos, el déficit en el sector de los servicios, y las mayores importaciones de bienes hubieran encendido más alarmas.
De acuerdo al informe que difundió la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR), otro de los factores que también trajo buenas noticias al Palacio de Hacienda fue el acuerdo con el FMI, que es lo que puso en verde la cuenta financiera y a toda la balanza de pagos.
El superávit registrado durante el primer cuatrimestre se explica, sobre todo, por el desembolso de casi 12.000 millones de dólares por parte del organismo multilateral y uno 4.000 millones de otras instituciones. Eso permitió que la cuenta financiera vuelva a tener balance positivo tras 2 años.
“Sin considerar dicho ingreso de dólares la cuenta habría arrojado un resultado prácticamente neutro”, explicaron desde el organismo rosarino.
El resultado de la ecuación es el incremento de las reservas por 9.288 millones de dólares. Aunque el financiamiento externo ha sido una de las patas fundamentales, también ha colaborado en gran medida el sector agropecuario, y ambos fenómenos abonan a la estabilidad macroeconómica que persigue la cartera de Luis Caputo.
Tal vez, teniendo en cuenta estas cifras, debería evaluarse un esquema tributario acorde para el sector productivo, porque, más allá de que se esperen nuevos desembolsos internacionales, es el que ha permitido engrosar las reservas y le ha dado números en verde a una cuenta corriente en retracción.
Los dólares aportados por el agro, junto al financiamiento externo, también han sido clave para contener el esquema cambiario, que en el mes de abril fue liberado y hoy se rige por el sistema de bandas. La salida neta de capitales y dolarización de carteras significó un saldo negativo de 1.000 millones, que asciende a más de 4.000 si se contempla el resto de las cuentas del balance cambiario.
En esa línea, el informe difundido por la BCR también advierte que es importante buscar un esquema sostenible, ya que la cuenta financiera “tiende a ser más volátil o depender más de factores externos que de elementos propios de la política doméstica”.
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