El análisis de semillas de soja o maíz lo realizan muchos laboratorios, pero para verificar la calidad de variedades hortícolas una vez más hay que recurrir… al INTA

Por culpa y gracia de un investigador croata, que llegó a la región de Cuyo en tiempos de posguerra, es que hoy existe el laboratorio de análisis de semillas del INTA La Consulta. Particularmente enfocado en el caso de las hortalizas, su rol es estudiar aspectos clave como el poder germinativo y brindar un servicio a productores y empresas en una zona que está muy abocada a esa actividad.

“Resolver un problema es lo que me hace feliz”, dijo a Bichos de Campo el director del laboratorio, Jorge Gustavo Valdez, un investigador muy formado que, al igual que muchos otros, demuestra lo importante que es el trabajo que lleva adelante el INTA. En rigor, laboratorios de análisis de cultivos extensivos tradicionales existen muchos dentro del sector privado, pero especializados en semillas hortícolas vuelve a ser clave el rol de este organismo público.

En ese laboratorio, inaugurado en 1991, lo que hacen es intervenir en el momento justo de la cadena. A los productores, les pueden asegurar qué semillas son útiles y cuáles hay que desechar, mientras que pueden certificar el producto de las empresas incluso para la exportación.

En términos económicos, al país ingresan unos 25 millones de dólares de semillas exportadas desde el Cuyo, en especial desde esta zona de Mendoza que es muy apta sanitariamente para la producción de semillas. El laboratorio regional tiene una gran injerencia en eso, ya que, asegura Valdez, sus semillas tienen “muy buena calidad fisiológica”. Eso se expresa en su resistencia a las enfermedades, su vigor y el poder germinativo (PG), que en muchos casos alcanza el 95%.

Valdez es doctor en genética y tiene una maestría en biotecnología. Su fuerte es el estudio de las enfermedades del ajo, y detrás de tantos títulos y formación, tiene la certeza de que el valor de lo que hacen está en su servicio.

“En un laboratorio de semillas se le quita muchas dudas a los productores”, señaló, ya que les asegura en qué productos es mejor invertir para tener buenos resultados.

Mirá la entrevista completa con Jorge Gustavo Valdez:

Por su parte, de cara a las empresas, el organismo tiene el aval internacional para emitir certificados de calidad y así habilitar la exportación de lotes enteros de semillas -de entre 800 y 1000 kilos- al Mercosur. La etiqueta del INTA La Consulta asegura que detrás hubo un trabajo de investigación para acreditar ese producto.

Esa espalda se las da el trabajo conjunto y las auditorias que reciben del Instituto Nacional de Semillas (Inase) y de la International Seed Testing Association (ISTA). Y eso permite que luego se puedan enviar ejemplares tanto a Europa como a países limítrofes, como es el caso de Brasil y la cebolla.

Hoy, allí mismo, concentran los análisis de gran parte de la región. Aunque la mayoría sea para semillas de hortalizas, Valdez también recibe llamados de otros sectores y hasta han llegado a estudiar variedades de pino.

Desde que llegó aquel investigador croata, gracias a la investigación estatal, mucho ha cambiado para Cuyo. “La mayoría de las chacras del país usaban semillas importadas porque no teníamos variedades”, observó el investigador. Hoy, la tortilla se ha dado vuelta y es a la inversa.

Leonardo Togno, un “curador de semillas” del INTA, colecciona variedades de hortalizas como si fueran figuritas: “Nos ayuda a tener respuesta a futuro”, asegura

La entrada El análisis de semillas de soja o maíz lo realizan muchos laboratorios, pero para verificar la calidad de variedades hortícolas una vez más hay que recurrir… al INTA se publicó primero en Bichos de Campo.

El análisis de semillas de soja o maíz lo realizan muchos laboratorios, pero para verificar la calidad de variedades hortícolas una vez más hay que recurrir… al INTA
Deslizar arriba
Abrir chat
Chatea con nosotros
Hola 👋