El Día del Trabajador desde la mirada de un dirigente de UATRE que defiende a los tareferos en Misiones, una de las tareas más esforzadas: “Trabajan para la sal del día”, resume

Si lo que se quiere es obtener un panorama bastante completo de cómo están los trabajadores del agro argentino, es necesaria la consulta al gremio que agrupa a la mayor parte de ellos, desde peones, hasta maquinistas y capataces. Y lo que confirman desde la UATRE es que este 1 de mayo lejos está de ser un día festivo.

“Con todos los sinsabores que tuvo nuestro sector, este es el peor de los días del trabajador”, confió a Bichos De Campo Carmelo Rojas, subdelegado de la Unión Argentina de Trabajadores Rurales y Estibadores (UATRE) en Misiones. Representa -entre otros rubros- a quienes desempeñan uno de los trabajadores más esforzados que tiene el agro argentino, el tarefero, quien selva adentro cosecha la yerba mate.

Bichos de Campo eligió hacer un diagnóstico de la situación de los trabajadores rurales junto a Carmelo porque ofrece un plus y permite describir desde muy cerca qué es lo que sucede también en esa provincia del norte del país. Lo cierto es que el sueldo de un peón rural, que alcanzará los 800.000 pesos este mes, no llega aún a los 600.000 en Misiones, lo que demuestra que, dentro del complejo panorama que vive el sector a nivel nacional, las economías regionales se llevan la peor parte.

En Misiones una importante porción de la mano de obra agrícola misionera está abocada a la producción yerbatera y, en mucha menor medida, a la forestal. El problema en la región, entienden desde el gremio, lo desencadenó la desregulación orquestada por el Gobierno nacional, que generó desajustes en la cadena de valor y complicó la situación de los pequeños y medianos productores. Los trabajadores, naturalmente, se llevaron la peor parte.

Recién a partir de este mes (a cobrar en mayo) el sueldo de un peón general llegará a superar los 800 mil pesos, pero se prevén más aumentos hasta junio

Por eso Rojas no quiere ni escuchar acerca de la famosa “mano invisible del mercado”, porque en su provincia los efectos fueron catastróficos. “Ahora, unas pocas industrias imponen los valores, y se derrama muy poco hacia los eslabones más bajos”, aseguró, y lamentó que por eso se le paga miserias a los productores de hoja verde y el ajuste decanta hacia el sector asalariado.

“Para recuperar la rentabilidad siempre se aprieta hacia abajo y se le saca al trabajador”, afirmó el subdelegado. Y agregó: “El trabajador está desamparado por la clase política, que votó y apoyó la desregulación”.

En lo salarial el sector rural es el más diezmado. El sindicato agrupa a los trabajadores de las categorías más bajas, como lo es el peón rural, el famoso tarefero, así como también de posiciones intermedias, como maquinistas y hasta jerárquicas, como lo son los capataces y encargados.

La paritaria nacional anunciada hace unos días definió que el piso recién llegará a los 800.000 pesos con el sueldo de abril, que se paga en mayo. Pero eso es para el peón general de campo. En las economías regionales los salarios de base ni siquiera llegan a ese valor. En el caso de los yerbateros, el básico recién alcanzará los 600.000 pesos con el pago en junio, un salario que, huelga aclarar, está muy por debajo de la canasta básica total (CBT).

“Los salarios de las economías regionales se discuten en las provincias y se toman los parámetros productivos y de rentabilidad propios”, explicó Rojas, respecto a la clara diferencia con lo establecido por la Comisión Nacional de Trabajo Agrario a nivel nacional. De hecho, desde julio del año pasado sólo han conseguido un incremento del 8% a ser implementado en dos cuotas, entre abril y mayo. Es menor al 1% mensual que aceptó homologar el Gobierno Nacional en cada paritaria.

Discutir los sueldos de forma sectorial complica mucho la situación de los trabajadores rurales, porque en el caso de la producción yerbatera, como suele suceder en algunas ramas de la frutícola, es más intensiva en mano de obra, cuenta con menos tecnificación, y los rendimientos son mucho más bajos que los de otros cultivos. Para la zafra de 100.000 o 200.000 toneladas de hoja verde se pueden llegar a necesitar unos 15.000 trabajadores, y eso presiona a la baja los salarios.

Principio de acuerdo yerbatero: El gobierno de Misiones se comprometió a conseguir un precio de 450 pesos por kilo de hoja verde y los productores levantaron los cortes de ruta

“Todo el combo atenta lisa y llanamente contra todas las familias de trabajadores rurales”, lamentó Rojas, que recuerda que la situación es apremiante en todo el país y no sólo en su provincia. Hoy en día, muchos peones están por debajo de la línea de pobreza, o, como prefiere decir el sindicalista, “trabajan para la sal del día”. Todo indica que, con los términos impuestos por el Palacio de Hacienda, su situación no será sencilla de revertir.

Al igual que han hecho desde otros organismos sectoriales, Rojas denuncia que los datos de inflación del INDEC “están muy alejados de la realidad” no por ser falsos, sino porque el incremento de los bienes salario, es decir, los alimentos consumidos a diario por el sector trabajador, están hoy contrarrestados por otros sectores. Un claro ejemplo es el de las tarifas, que siguen “pisadas” hace varios meses para evitar que la inflación se dispare.

A todo ese combo explosivo se le suma una cuestión interna que hoy atraviesa el gremio de los trabajadores rurales, que es la intervención gubernamental de Osprera, su obra social. En línea con lo que han denunciado en los últimos meses otros dirigentes, para Rojas este mecanismo es una “persecución al gremio”, que cuenta con el aval de ex funcionarios de UATRE, opuestos a la administración actual y expulsados tras las últimas elecciones.

“El Gobierno los incorporó a la obra social con sueldos siderales y, a cambio, ellos le hacen la campaña a La Libertad Avanza”, apuntó el subdelegado misionero, que lamenta que la situación haya impactado en la cobertura que se le da a los trabajadores.

Nuevo cruce entre la UATRE y el Gobierno: El gremio denunció que la intervención de Osprera quiere dejar a los trabajadores sin centros de atención

Además de las denuncias por falta de medicamentos y cambios en las prestaciones, esta semana se sumó una “buena nueva”, si es que puede llamársele así: El interventor de Osprera, Marcelo Petroni, puso fin al convenio con UATRE, que permitía tener centros de atención en las oficinas sindicales. Suena curioso que una obra social se desprenda de servicios del gremio que le dio origen.

De ahora en más, según la intervención, la modalidad será de autogestión 100% virtual y se cerrarán unas 725 oficinas, un aspecto que impacta en el acceso al servicio.

“Hay trabajadores que no saben leer, viven en zonas sin conectividad o no tienen la tecnología necesaria para acceder”, señaló Rojas, y lamentó que, justamente en el Día Internacional del Trabajador, tengan que lamentar que se los esté abandonando.

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