“Podría inseminar y hacer ecografías todo el día, me encanta la parte reproductiva”, dice Fernanda Guerra. Tiene 28 años, y desde chica se recuerda entre corrales, en el tambo, cerquita de sus “negris” o “durmiendo en el piso del tractor cuando se hacía tarde”.
En este capítulo (el número 61) de Oli-Nada-Garcas, “El podcast de tu vida” los invito a cruzar el charco para conocer a esta mujer, quinta generación de productores de la localidad de Cerro de las Armas en el conocido para nosotros (más por lo turístico que por lo productivo) Departamento de Colonia, Uruguay. Allí, en dos establecimientos hacen un tambo de 60 vacas en ordeñe y en el otro tienen ciclo completo ganadero con algo de agricultura.
-¿Cuáles son tus primeros recuerdos del campo?
-Me crié y vivo en el mismo lugar. El campo se te incorpora en el cuerpo. Recuerdos tengo muchos, pero me quedaron grabadas las comidas de mi abuela, que ya no la tengo, ella siempre cocinaba. Hacía una sopa increíble.
-¿Y ya de chica te imaginabas viviendo del y en el campo?
-Soy quinta generación. Vi trabajar a mi padre y mi abuelo. Andaba en tractor ya de chiquita, iba a veces al tambo, a veces acompañaba a papá y cuando era de noche me acostaba a dormir en el piso del tractor.
-Ibas a una escuela rural y leí que a los 16 años hiciste un curso de inseminación…
-(Se ríe) Mi papá ya hacía inseminación y yo hice el curso para aprender lo que veía de lo que el hacía (N de la R: hizo el curso de ecografías en el Instituto de Reproducción Animal de Córdoba – IRAC).
-¿Siempre tuviste la idea de seguir en el campo o en algún momento dijiste, me gusta otra cosa?
-Creo que es algo que te va llevando. Al principio empezás jugando y con el tiempo se convierte en un trabajo. De chiquita me dejaban hacer cosas algunas cosas y cada vez más. Con mi abuela juntaba los huevos. O también arriaba las vacas ya de más grande. Al criarte en el campo vas haciendo de todo, vas probando.
-¿Qué es lo que más te gusta de lo que hacés y cuál es tu responsabilidad hoy?
-Responsabilidades muchas. Pero la parte reproductiva es la que más me gusta. Podría inseminar y hacer ecografías todo el día.
-¿Qué hacen hoy en el campo?
-Son dos campos separados. En uno hacemos el tambo, la producción de leche, y en otro tenemos la parte de carne. Antes hembras y machos se iban al frigorífico. Ahora tenemos las hembras para madres y los machos sí se van a frigorífico.
Parte del rodeo lechero se insemina con semen sexado y otra parte se inseminan con genética Angus pensando en la producción de carne. Con esta “holangus” evitan o reducen la participación de machos holando.
El tambo es bien pastoril, con una dieta en base a festuca, cebadilla y trébol rojo, con verdeos de invierno y verano. Como suplemento utilizan silo de planta entera de maíz, sorgo molido y expeller de soja. Así logran 21 litros de leche/vaca/día 3,35% de proteína y 3,95% de grasa.
-¿Y cómo es trabajar con tu padre? ¿Cómo fue la adaptación generacional?
-Con mi papá por suerte anduvo todo bien. Locuras no, pero sí cambios racionales y rentables.
-¿Según lo que conocés de Argentina están mejor o peor?
-Tenemos impuestos, no es todo ganancia, pero lo que les pasa a ustedes con las exportaciones y las retenciones es tremendo. A veces es admirable cómo hacen para producir allá.
-¿Cómo te ha ido siendo mujer en el campo?
-Antiguamente la mujer era conyugue colaborador, la mujer no era la que llevaba adelante la empresa. Hoy hay cambiado un poco. Pero antes, cuando iba a una charla y era la única mujer me daba un poco de vergüenza. Ahora estoy más grande y eso pasa a un segundo plano. Por suerte nadie me destrata por ser mujer.
-Una de las cosas que trabajás con tus animales es la mansedumbre. ¿Qué beneficios tiene criar animales más mansos?
-Esto se trabaja desde que son chiquitos. Te permite llevar mejor los animales a la manga cuando lo necesitas, con un llamado y ya vienen. No usamos caballos. Ellas (sus “negris”) están tranquilas, y les das un poco de ración y vienen. Incluso pasa de una generación a otra. Se ha avanzado mucho desde lo genético también.
-¿Hay algo en particular que se hace para que sean más mansos?
-La ración es una. Después el trato en sí, porque si andás a los gritos te van a ver y van a salir corriendo.
-¿Cómo viven en Uruguay la relación campo-ciudad?
-En un punto es parecido a lo que viven en Argentina. Si bien el gobierno tiene políticas agropecuarias firmes, en las redes sociales siempre te comés un palo cuando publicás algo.
-¿A vos que te dicen en redes, que sos muy activa?
-Y, un clásico es “para qué las tratás bien si las mandás al frigorífico”. Mi meta es que el animal esté bien, darle el mejor bienestar, que no pase mal mientras está acá. Pero esos que te critican tienen en la cabeza el documental en el que se muestran imágenes y gente diciendo cualquier cosa sin estar seguro de lo que dice. Eso crucifica al productor con algo que no es. Obviamente que hay de todo. Y puede haber productores que maltraten a sus animales, pero no son la generalidad.
-¿Qué te gusta mostrar en redes?
-Me gusta la política y hablo bastante de eso en twitter. Y después cosas del trabajo, del día a día. Muchas cosas que la gente no sabe que se hace.
Pin-Pong
-Llegás a tu casa después de un día largo, ¿qué hacés para resetear tu cabeza y relajar un poco?
-Llego a casa, me baño y me pongo a mirar alguna serie.
-¿Y cuando elegís serie qué mirás?
-Miro de todo. Pero históricas, policiales. ¿Una? “Yellowstone” que mezcla política y campo.
-¿Cómo te va con la cocina? ¿Sos de cocinar?
-Sí, cocino bastante. Lo que mejor me sale es el risotto. Me va muy bien con el risotto. De zanahorias, hongos, de lo que sea. Nadie se ha quejado. Cada vez me sale mejor.
-¿Un lugar que hayas visitado y recomiendes?
-Me gusta mucho el sur argentino. Pero también fui a islas Caimán, el agua es como una piscina. Hermoso. Volvería.
-¿Y algún lugar al que te gustaría ir?
-Me gustaría ir a Italia por mis raíces y por la historia. Hay una ciudad que se llama bobi pellice, en el Piamonte, que de ahí vino mi pariente que compró los campos acá. Es un pueblito chiquito, de montaña. Dicen muy lindo.
-¿Algún deporte o disciplina que te guste hacer?
-Nunca fui muy deportista. Siempre cuando teníamos educación física hacía, pero era del montón. Nunca me destacé en deportes.
-¿Algún superpoder que te gustaría tener?
-Me encantaría controlar el clima. La lluvia. No sé si cuenta… pero bueno.
-Te dejan volver el tiempo atrás, ¿A dónde irías y para qué?
-Me gustaría el momento en el que vinieron mis antepasados de Italia. El momento de subirte a un barco con tu familia, con poca plata y unas semillas en las valijas. Eso hacían los piamonteses. Si bien no debe haber sido fácil, me hubiera gustado.
-¿Algún tema musical para cerrar la nota?
-Tengo un montón de canciones que me gustan, pero si tuviera que elegir una sería “Survivor”, de Passenger. Es un cantante espectacular, hace un show increíble, lo pude ver en vivo.
La entrada Fernanda Guerra, la joven uruguaya que muestra la vida de sus “negris” y se le anima a opinar de política de las dos orillas se publicó primero en Bichos de Campo.