Luego del cierre en los últimos días de la Estación Experimental Agropecuaria AMBA del INTA, en el marco del plan de ajuste que que el gobierno impulsa dentro de ese Instituto y con el cual busca liberarse de unos 1.500 agentes en todo el país, crece la incertidumbre respecto de la continuidad de los programas que allí se desarrollaban.
Hay uno de ellos que había llamado la atención de Bichos de Campo: un exitoso programa que ya había desarrollado la raza de gallinas ponedoras “Negra INTA” y que ahora estaba instalando una nueva línea genética con aves, esta vez de plumaje blanco, que obviamente se denominaron “Rubia INTA”.
Negro o blanco, de golpe y porrazo el futuro aparece complicado para iniciativas de ese tipo.
El INTA AMBA, en particular, tenía asociadas 9 Agencias de Extensión, ubicadas en Luján, Marcos Paz, San Vicente, La Plata, Escobar, Avellaneda, San Martín, Moreno e Ituzaingó, esta última dentro de aquel mismo predio. Y es en esa Agencia de Extensión donde se desarrollaba un programa de genética avícola, mediante el cual se abastecía de gallinas ponedoras a productores locales.
“Nosotros trabajábamos con el ProHuerta, a través del cual se entregaban a las familias de la zona ejemplares de gallinas de las razas Negra y Rubia de INTA. Allí empezamos a ver cómo la demanda crecía, y aparecían productores que no querían cinco gallinas sino 30, 50 o hasta 100. Estando en el medio del conurbano, con cada vez menos territorio productivo, el ave se vuelve una gran opción productiva. Y como la industria no le vende genética a los productores chicos, con el fin del ProHuerta comenzamos nosotros a vender”, contó una fuente de aquella agencia a Bichos de Campo.
El foco luego se puso en la genética Rubia INTA, de gran docilidad, que surge a partir del cruzamiento de una madre de la raza Rhode Island White, y un padre Rhode Island Red. Aquellos reproductores se consiguieron en principio desde la Experimental del INTA Pergamino, que tiene el núcleo genético.
Con el tiempo, aquella agencia bonaerense logró armar su propio núcleo de 200 gallinas ponedoras, con las cuales llegaron a obtener y comercializar 1.500 ponedoras bebe de esa raza por mes, algo que les permitía obtener ingresos económicos para sostenerse.
“Habíamos empezado a hacer otro núcleo genético para tener más cantidad de animales, porque también al generar dinero podemos hacer inversiones. Hay una demanda insatisfecha, que no se puede abastecer desde la Institución. Esto genera un muy bien ingreso, de 2 a 3 millones y medos de pesos por mes”, indicó la fuente.
A continuación, destacó un diferencial en su manejo productivo: “Hacemos manejo agroecológico. Son animales que están impecables, sin uso de medicación, que pastorean sin uso de insumos, y bajo estrictas normas de bioseguridad”.
-¿Cuál es la situación ahora tras el cierre de esa experimental?– le preguntamos.
-Los reproductores quedaron ahí, las gallinas están en la experimental, y nosotros seguimos a la espera de la resolución.
-¿Qué otros programas tenían en marcha?
-Dentro de estas nueve agencias hay temáticas diferentes. Por ejemplo, la agencia de La Plata trabaja en todo lo que es horticultura en el cinturón verde que tiene. La Agencia San Vicente trabajaba en floricultura, Marcos Paz en ganadería y en algo del sistema extensivo agrícola, por dar algunos ejemplos.
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