Por años, la falta de conectividad fue uno de los grandes cuellos de botella del campo argentino. Aun con avances en maquinaria, tecnología de datos y agricultura de precisión, la realidad es que en muchas zonas rurales la conexión a internet seguía siendo lenta, inestable o directamente inexistente. En ese contexto, empresas como Tesacom vienen a cubrir un hueco que ya no es solo una comodidad, sino una necesidad productiva.
Tesacom es un grupo con más de 20 años de trayectoria brindando soluciones tecnológicas para entornos remotos. Comenzó trabajando con sistemas de comunicación satelital para la industria naval y minera, pero en los últimos años viró también hacia el agro. Hoy representa en Argentina a Starlink, el servicio de internet satelital de alta velocidad desarrollado por SpaceX, que permite contar con una conexión estable incluso en los lugares más aislados del mapa.
“La mayoría de los productores ya trabajan con plataformas de gestión, usan sensores o hacen seguimiento de maquinaria, pero muchas veces no pueden aprovechar todo ese potencial por falta de conectividad. Ahí es donde entra en juego una solución como Starlink”, explicó Sergio Agostini, director comercial de Tesacom.
Según detallan desde la empresa, el servicio permite velocidades que superan ampliamente a las de los proveedores tradicionales en zonas rurales, y no requiere infraestructura como torres o tendido. Con una antena portátil, que se instala en menos de una hora, cualquier establecimiento puede contar con internet de calidad en medio del campo.
Gastón Maine, director de producto de Tesacom, remarcó: “La digitalización del campo ya es una realidad. Lo que faltaba era que llegara la conectividad a los lugares donde esa digitalización tiene que ocurrir. Hoy, con estas soluciones satelitales, podemos garantizar internet en cualquier punto del país”.
Más allá de ofrecer el servicio, Tesacom también brinda asesoramiento técnico, instalación y soporte. La idea, según dicen, es que el productor no se tenga que preocupar por lo técnico, sino por aprovechar la herramienta.
En un momento donde el agro se juega mucho en la eficiencia, en la rapidez para tomar decisiones, en el acceso a datos en tiempo real y en la posibilidad de trabajar de forma remota, contar con buena conexión ya no es un lujo: es parte de la infraestructura básica. Y mientras se discuten políticas o inversiones públicas en conectividad, estas soluciones privadas parecen haber llegado para ocupar ese lugar.
“Internet en el campo no es solo para mirar YouTube. Es para seguir el clima, para que un ingeniero vea una plaga por videollamada, para que una máquina sepa cuánta semilla tirar, para que un drone devuelva imágenes en el momento. Todo eso ya pasa. Solo hay que conectar el campo”, cerró Agostini.
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