“Yo colaboro con todos, no soy egoísta. A las cabañas que he formado les doy una mano hasta que aprenden”, dice con demasiada humildad el productor ovino Sergio Korel, que mantiene junto a su familia la cabaña La Entrerriana, con 50 años de historia en esa provincia.
Sergio, al igual que lo fue su padre y su abuelo, es conocido por generar un ambiente cooperativo entre productores, muchos de los cuales hoy comenzaron con sus propias cabañas ovinas gracias a esa familia. Los Galizzi, cuya historia ya pasó por Bichos de Campo, son un ejemplo del efecto de esa solidaridad: tras las capacitaciones ofrecidas por los Korel, y hoy venden genética en todo el país aún teniendo un planteo de baja escala.
Aquel dato es clave porque, para Sergio, una cabaña ovina no necesita de grandes extensiones de campo para lograr buenos resultados. Ellos, de hecho, no tienen más que 50 hectáreas.
“Dónde vos tenés una vaca podés tener diez ovejas, entonces el esquema se vuelve más rentable. Nosotros en 50 hectáreas hacemos 40 o 50 borregos. Eso te ayuda mucho en la productividad y rentabilidad”, señaló el productor en conversación con este medio, quien hace años sigue el legado que inició su abuelo y que luego retomó su padre.
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La Entrerriana se especializa en dos razas: la Romney Marsh y la Hampshire Down. Con ambas asistieron a distintas exposiciones, entre ellas la de Palermo, y han logrado obtener la distinción tanto a Gran Campeón como de Reservado Gran Campeón.
“Con los Gran Campeones en Palermo competí con gente poderosa y con jurados del extranjero. Eso es un orgullo y una gran satisfacción para mí”, destacó Korel.
-¿Cuál crees que es el secreto de un buen cabañero de ovejas?- le preguntamos.
-Es tener pasión por el animal, sentir el ser cabañero y estar todo el día detrás de los animales. Eso te lleva mucho a querer algo que se lleva dentro.
-Pero además del contenido pasional debe existir una mezcla con el negocio. Algo les ha permitido sobrevivir con 50 hectáreas durante 50 años.
-Claro. Es lo económico y lo pasional. Para mí competir en una exposición es lo más grande que hay. Lo llevo dentro. Cuando tengo grandes competencias una noche antes no duermo o ando nervioso.
Actualmente Korel asesora a la cabaña La Libertad, de la familia Berisso, una de las más importantes de la provincia.
-¿Le ves futuro al ovino en Entre Ríos y en Argentina? ¿Le ves que tiene sentido hacer este mejoramiento genético? Siempre está el debate sobre el consumo de esta carne.
-Sí, años atrás mi padre me decía que antes las familias en campos chicos como nosotros vivían de la lana, y ahora no. El mercado de la carne está aumentando pero falta incentivarlo un poco más. Todavía no se ha concientizado lo suficiente. La carne ovina no es como la porcina o la vacuna. Pero dentro de todo se está haciendo un esfuerzo. Si dios quiere vamos a seguir aumentando.
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