Una nueva medición de la presión fiscal existente sobre una hectárea de agricultura extensiva, un ejercicio teórico que desde hace años realiza cada tres meses la Fundación FADA, mostró que el porcentaje de la renta agrícola que se va en impuestos volvió a crecer en los últimos meses, a pesar de la baja temporal de las retenciones que dispuso el gobierno de Javier Milei.
Incluso con ese supuesto beneficio -que el Presidente definió como “un hueso para los productores”-, el Estado (en sus tres niveles) se lleva actualmente 63,6 pesos de cada 100 generador por quienes siembran granos, luego de descontar los costos de producción. Es decir, el 63,6% de la rentabilidad bruta se va a pagar impuestos.
En otros términos, del producido por una hectárea agrícola promedio (para cuatro cultivos y para seis provincias), el que sale más ganancioso es el Estado, con ese mencionado 63,3%. En el caso de que el productor alquile el campo (como sucede en casi 70% de los casos), el dueño del mismo o “rentista” se llevaría otro 26,6%, así que finalmente quien asumió todo el riesgo productivo se quedará con apenas 9,8% de la ganancia.
Esto hasta el presente mes de junio. Por estos días el gobierno deben volver a incrementar el nivel de retenciones a los granos, que bajó “temporalmente” un 20% a fines de enero, con fecha de vencimiento el 30 de junio. El propio Milei y el equipo económico ya ha avisado que necesitan el dinero (unos 1.000 millones de dólares adicionales) y que no podrán mantener la rebaja en soja y maíz, los dos principales cultivos. ¿A cuánto se irá entonces la presión fiscal en el próximo cálculo de FADA?
“Se anunció que la reducción temporal de DEX sólo se prorroga para trigo, con el retorno de retenciones para los demás cultivos los índices aumentarían el promedio nacional a 67%, con 70% en soja, 56% en maíz y 67% en girasol”, calculó Nicolle Pisani Claro, la economista jefe de FADA.
Curiosamente, el Índice FADA sobre el peso de los impuestos subió respecto de la medición de marzo pasado, cuando había dado 58%, es decir más de cinco puntos porcentuales menos que ahora. ¿Cómo puede haber sucedido eso en un contexto de reducción de la retenciones? “Aún con el efecto de la baja temporal de Derechos de Exportación (DEX), la caída en los precios fue tal que genera un menor valor de la producción de los granos y, con ello, un mayor peso de los impuestos”, respondió Antonella Semadeni, economista de la Fundación formada por productores de Río Cuarto.
En todo caso, la fórmula para calcular este índice no se modificó: el análisis trimestral ya lleva 18 años de mediciones.
“Para producir es necesario pagar diferentes costos: las semillas, los fertilizantes, los salarios, fletes, seguros, etc. Una vez que se cosecha, se vende el cultivo. La plata que queda después de pagar los costos se divide en tres: el valor de quienes alquilan la tierra para producir (26,6%), la ganancia (9,8%) y los impuestos que se pagan (63,6%). Esto último medimos en el Índice FADA, cuánto es el peso de los impuestos para quienes trabajan la tierra”, explicó Pisani Claro.
Curiosamente la mayor presión fiscal se registra actualmente sobre el cultivo de trigo, con más de 78%. En ese caso, el gobierno sí accedió a mantener las retenciones “bajas” del 9,5% en vez del 12% vigente hasta enero. La medida parece poco efectiva para aliviar el porcentaje de extracción desde el Estado.
“En el marco del inicio de la campaña de trigo y dado que es el único cultivo de los que analizamos al cual se le prorrogó la baja temporal de DEX, resulta interesante hacer un repaso de su situación”, indicó Pisani Claro. Luego acotó que los precios de junio 2025 se encuentran muy por debajo del promedio de los últimos cinco años, cerca del 20% por debajo. Al analizarlo en relación a un año atrás, la caída es del 28,2% del precio.
“Si los precios son menores, la renta del productor es menor, porque recibe menos dinero por los granos que vende, pero sigue pagando los mismos impuestos. Por eso el peso del Estado es mayor”, argumentó la economista.
Por eso avisó que el panorama para esta campaña de trigo no es alentador. Con caída de precio y suba de algunos insumos, el índice trepa al mencionado 78%. “Se necesitaría un precio local más cercano a los 220 dólares por tonelada para mejorar el resultado, pero hoy está en 200 dólares por tonelada”, afirmó Semadeni. Una manera de lograr esa mejoría sería eliminar las retenciones que quedan, pero eso no parece estar en los planes del gobierno.
Los otros cultivos están algo mejor, pero no mucho mejor. El peso de los impuestos en soja es del 65,9%, maíz 53,4% y girasol 63,2%.
De todos los impuestos que paga una hectárea agrícola, el 63,8% son nacionales no coparticipables, es decir, que no vuelven a las provincias. Allí tallan claramente las retenciones. En tanto, el 28,4% son nacionales coparticipables, como Ganancias, un 6,8% corresponde a los impuestos que cobran las provincias y solo 1% son los municipales.
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