La foto actual de la actividad ganadera marca una abundante oferta de hacienda por la sequía, que combinada con un poder adquisitivo deteriorado en la población a raíz de la inflación, derivan en precios planchados, tanto en los valores de la hacienda como en los mostradores de las carnicerías.
No obstante, el horizonte asoma más despejado para este rubro: según un análisis del economista Juan Manuel Garzón, del Instituto de Estudios (IERAL) de la Fundación Mediterránea, la llegada de lluvias a las principales regiones productivas comenzará a cambiar la dinámica del negocio y las tendencias actuales darán un giro.
En concreto: una retención de vientres, que derivará en menor faena y producción, con exportaciones firmes pero una caída en el abastecimiento al mercado interno. ¿La consecuencia? Una fuerte presión para que suban los precios tanto de la hacienda como de la carne.
LOS FEEDLOS, LLENOS
Cabe recordar que, en el transcurso del año, los corrales de encierre mantuvieron un nivel de encierre elevado y al 1° de julio, en los establecimientos que integran la Cámara Argentina de Feedlot (CAF), el nivel de ocupación llegó al 72,5%.
Garzón consideró que este nivel de llenado en los feedlots -que se reflejan además en una faena elevada– garantizarán una afluencia importante de animales para los próximos meses.
“Una eventual recomposición de los precios, de cierta magnitud, podría llegar recién hacia fines de la primavera o durante el verano, cuando los corrales se empiecen a vaciar y la demanda interna se fortalezca por factores estacionales”, sostuvo.
Y añadió: “Debe agregarse también que la elevada extracción de hembras que se está observando este año genera daño a futuro al reducir el rodeo y la producción esperada, y por tanto conlleva la semilla que luego induce la reversión del proceso”.
De allí su hipótesis de que “el próximo año bien podría mostrar un escenario muy diferente al actual, con un ciclo de retención, menor faena y producción de carne, exportaciones sostenidas, menor abastecimiento al mercado interno y presión fuerte para la suba de precios de hacienda y carne”.
PRECIOS POR DEBAJO DE LA INFLACIÓN
En un contexto de suba constante en el precio de los alimentos, la carne bovina es uno de los productos que contribuye a reducir la presión inflacionaria, agrega Garzón. En promedio, en los últimos meses los valores han crecido por debajo del 2% mensual.
Este dato se conoce tras la publicación del último índice oficial de inflación, que de acuerdo al Gobierno fue del 6% y registró una baja tras el 7,8% de junio. De todas maneras, en lo que va del año el acumulado trepó al 50,7%.
Este panorama de precios bajos en las carnicerías tiene un recorrido desde el lote hasta la góndola para el análisis.
“Tiene mucho que ver con la sequía, la falta de pasturas, los problemas financieros y la necesidad de muchos productores de desprenderse de animales”, explicó
EL PULSO DE LOS MOSTRADORES
En el transcurso del año, tanto la carne bovina como la hacienda de consumo registró dos meses de subas importantes, entre febrero y marzo. En ese período, el incremento trepó un 24%, seguidos por varios meses de relativo estancamiento.
En junio, el informe destacó que el precio al consumidor habría crecido entre el 1% y 2% nominal, con un ajuste real de un 5% al 6%.
Respecto del nivel actual de los precios, si se compara contra el mismo mes del año pasado, se encuentra una baja significativa contra junio del año pasado, que llega al 22%.
“Si se pone en perspectiva al valor promedio histórico reciente, la carne bovina está sólo un 7% más barata”, señaló.
La evolución en el precio de la hacienda permite entender de manera cabal este escenario. En junio, el novillito en el Mercado de Cañuelas promedió los $484, prácticamente el mismo valor de abril, cuando cotizó sobre los $488. En dos meses, esta categoría casi no movió la aguja.
El Ieral calculó que la hacienda representa aproximadamente el 50% del costo final de la carne. “La estabilidad de este insumo permite que al final de la cadena los precios no suban tanto, sólo deberían hacerlo en la magnitud en la que aumentan otros rubros que hacen a los costos , como salarios, alquileres y servicios”, concluyeron.
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