Parece mentira que no se generalice todavía el retiro de bidones de agroquímicos de los campos: Juan Manuel Medina, de CampoLimpio, revisa los escollos que van encontrando

CampoLimpio (se escribe así, feamente todo junto) estuvo en el Congreso de Aapresid. Sus integrantes fueron con la novedad que ya llevan recuperados 2 millones de kilos de envases de agroquímicos más este año y que superaron los 70 centros de acopio. Recordemos, CampoLimpio es justamente una Asociación Civil que formaron todas las “empresas registrantes” de fitosanitarios y que se deben hacer cargo de implementar un “Sistema de Gestión Integral de Envases Vacíos de Fitosanitarios” que exige la Ley 27.279.

A esos lugares de acopios le pusieron el bonito nombre de CAT (Centros de Almacenamiento Transitorio) y se van abriendo en distintos puntos del país, para que los productores lleven ahí los bidones vacíos, previamente lavados y perforados para que nadie pueda reutilizarlos con otros fines. A la cuenta sobre lo que llevan recuperado en lo que va del año, aseguran que ya suman 9 millones desde que arrancaron y esperan superar este año los 10 millones de kilos.

La mayoría de los envases vacíos que recupera esta organización pueden ser sometidos a un tratamiento adecuado y reutilizados para fabricar caños, postes, fratachos y otros materiales de construcción, así como elementos viales y otros productos, “lo que fomenta la economía circular”, aseguran. Para facilitar la puesta en valor de estos desechos, los productores deben entregar los recipientes lavados, según su tipo, para disminuir la cantidad de residuos químicos dentro del envase, agregan.

Hasta ahí todo bombo y platillos. Pero lo cierto es que a veces la reman en dulce de leche: hay provincia que aún no se sumaron, cuesta abrir esos CAT después en los municipios, no todos los comercios y agronomías en el fondo quieren tener un CAT en “su casa” y no todos los productores entregan el 100% de los envases que usaron. Justamente, de ese esfuerzo, de las trabas, las barreras a sortear habló Bichos de Campo con Juan Manuel Medina, gerente de Relaciones Institucionales y Comunicación de CampoLimpio.

Mirá la entrevista:

-Hay provincias como Santa Fe y Santiago del Estero que no están, por decirlo de un modo, en CampoLimpio. ¿Cuáles son esas trabas para que no se suman todavía?

-Bueno, la realidad es que hay provincias que se dan cuenta rápidamente de lo que implica una gestión adecuada de este plástico y lo toman como una política prioritaria, ya que somos parte de un sistema nacional, con un sistema de gestión nacional y CampoLimpio le da una gestión adecuada, sobre todo a ese envase vacío de fitosanitarios. En el caso de Santa Fe, en el caso de Santiago quizás es distinto. Cada provincia tiene su particularidad, pero tiene que ver con una demora en el entendimiento de lo que implica el Plan. En Santiago está muy próximo a salir. En Santa Fe nos está costando un poco más.

La provincia de Santa Fe venía con una ley que trataba todos los envases como residuos peligrosos y eso demora las cosas aunque había una incoherencia: los envases llenos de las sustancias peligrosas no eran considerados peligrosos y los vacíos sí lo eran. Por eso primero hubo que transitar un largo proceso para adaptar esa legislación.

-Y si vamos a los pueblos, a nivel local… ¿Con qué trabas se van encontrando para poder abrir un CAT?

-Bueno, ahí lo más importante es siempre el diálogo con la municipalidad y con la autoridad competente en cada provincia. Ejemplo, en el caso de provincia de Buenos Aires, el Ministerio de Ambiente. Y después la habilitación municipal a acordar con el municipio, porque los centro de almacenamiento tienen determinadas características, por ejemplo deben estar a 500 metros de distancia de un curso de agua o un centro de recreación. Nosotros no nos desentendemos, es un trabajo un poco quirúrgico ir municipio por municipio, donde nosotros queramos iniciar una obra de un CAT para que sea funcional, para que esté adoptado socialmente. Y el municipio es un actor fundamental. Después tenés otro que toda la red de comercialización. Por ejemplo, todos los distribuidores de la zona.

-¿Es cierto que las agronomías prefieren no tener el CAT en sus propios predios?

-La experiencia indica que generalmente no quieren un CAT dentro del predio de la agronomía. Es una opinión personal. Creo que es una mirada equivocada, porque un centro de almacenamiento transitorio atrae muchísimos productores. El productor devuelve el envase, genera movimiento dentro de la agronomía. Probablemente ese productor que viene a devolver un envase vacío necesite otro insumo. Creo que ahí falta un trabajo más fuerte de la red de comercialización, que es un déficit en Argentina, a diferencia de otros países como Brasil y demás, donde la legislación sí contempla un rol de distribuidor.

-Por último el productor… ¿Faltará algo más coercitivo? ¿Qué alguien cumple un poco más el papel de policía? 

-Es un desafío para el sistema, con todo lo que tiene que ver con incentivos al productor. Y por el otro lado, la fiscalización que puede hacer el Estado provincial, que en este caso es de la autoridad competente. Nosotros la verdad que no vemos fiscalización de parte del Estado en cuanto a la devolución de los bidones del productor y estamos trabajando el tema de incentivos. Porque volvemos a lo mismo, creo que el productor que se incorpora y empieza a devolver lo fidelizas, pero no es muy raro que después vuelva atrás y ya esa práctica no la incorpore.

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