“En pandemia me quedé dos año en casa con un pala en la mano y no podía estar quieto”, cuenta Ezequiel Swinnen, un pequeño productor de Cortines, un pueblito ubicado sobre la ruta 7, a unos 10 kilómetros de la ciudad de Luján. Es el creador de Gaucho Verde, una suerte de conexión entre habitantes del campo y la ciudad a través de alimentos agroecológicos.
En un predio de seis hectáreas, Ezequiel y su familia se dedican a la producción de pollos pastoriles, gallinas ponedoras libres de jaula y a trabajar en una huerta que alcanza para el autoconsumo y para ofrecer verduras frescas a 40 familias de la ciudad de Buenos Aires que prefieren conocer el origen de sus alimentos. El también chef, desde hace casi 20 años también conecta a Argentina con el mundo a través del proyecto turístico Via Via.
Gaucho Verde, a decir de Ezequiel, es un emprendimiento familiar que además de ser su “hobbie” surgió de una necesidad al interior del hogar, pues junto a su esposa -que es nutricionista- ofrecen una solución integral a sus clientes con productos agroecológicos, es decir producidos sin agroquímicos, pero a la vez que no cuentan con una certificación como los “orgánicos” sino que más bien se basan en un lazo de confianza.
“Teníamos el karma que el más grande de nuestros hijos solo comía patitas de pollo y un día leyendo la etiqueta del producto dije que no nos podía pasar esto. Así empecé a producir pollos pastoriles”, revela Ezequiel Swinnen en diálogo con Bichos de Campo. Esa actividad la realiza en paralelo con la horticultura, que practica hace un poco más ocho años, y que fue aprendiendo en los libros y algunos especialistas en avicultura pastoril.
-¿Cómo sigue hoy la producción de Gaucho verde?
-Ahora estoy criando entre 300 y 400 pollos cada 60 días. Tengo 100 gallinas ponedoras y pretendo incorporar hasta 100 más. La huerta también está creciendo mucho. Empezamos vendiendo a amigos y vecinos, pero era muy engorroso porque trabajábamos por pedidos y en la búsqueda de mejorar la forma de comercialización creamos las membresías. Esto es un hobbie que tengo que hacerlo rentable porque de lo contrario no lo puedo sostener.
¿Qué son las membresías? “Es un grupo cerrado de 40 familias que abastecemos, ni uno más ni una menos. Producimos para estas familias de Buenos Aires a las que le llevamos la comida. Yo no quiero crecer más porque si cruzo esta barrera me transformo en una empresa. Así mantengo un hobbie y es rentable”, dijo.
Ezequiel además de pollos, arma las canastas con alimentos variados como: acelga, brócoli, coliflor y lechuga que cultiva con su propio sistema de hidroponía. Además de tomates, berenjena y zapallitos todos provenientes de la huerta. Asimismo de las 30 colmenas que en primera instancia colocó para polinizar la huerta, extrae la miel y es otras de las producciones que comercializa. O mejor dicho, que distribuye entre los miembros de esta pequeña cofradía.
Sin embargo, a medida que la demanda fue creciendo, se hizo necesario incorporar otros productos, que no se cosechan en el predio. De esta forma Ezequiel fue generando vínculos con otros productores de la zona y localidades linderas para diversificar la oferta y ampliar el stock.
“Al principio cuando vendía lo que yo solo producía era muy chico el negocio, la gente se cansaba, por eso incorporé a las cajas las producciones de otros productores de aquí de Cortines. Es gente que conozco directamente, somos una cadena. Así tengo productos diferenciados y también permite conocernos a todos los productores”, apuntó
-¿Cuáles son las exigencias de un proyecto familiar como Gaucho Verde?
-El sistema de producir los pollos así como los produzco (pastoril), y asimismo la huerta que se hace a nivel familiar, te lleva a hacer una producción responsable. No utilizo fertilizantes químicos y hago mucho compost.
-Decís que es necesario dar importancia a las economías locales, ¿Cómo llevás esto a la práctica?
-Con Gaucho Verde yo cree una entada de dinero a mi casa con tan solo 40 familias, entonces hay que darle importancia a las economías locales. En Argentina hay muchas personas que poseen al menos 1 ó 2 hectáreas y no tienen una huerta. Van al Mercado Central para abastecer las fruterías. Con poco se puede generar valor y generar trabajo.
-¿Alcanzaste los objetivos propuestos con Gaucho Verde? ¿Ya es “un hobbie” rentable?
-Mis objetivos son mantener estas 40 familias y mantener un servicio de excelencia a esta membresía. Nuestro objetivo durante este año era generar la membresía y se cumplió, ahora toca sostenerla. Lo que sí nos estamos proyectando es organizar encuentros con los integrantes de la membresías (que en su mayoría viven en la Capital Federal) dentro de casa y generarles un mayor contacto con la naturaleza y el espacio desde donde salen sus alimentos.
-Antes hablaste de la necesidad de producir nuestros propios alimentos si tenés al menos una hectárea de tierra. ¿Qué le dirías a alguien que quiera incursionar en un proyecto como Gaucho Verde?
-Yo le diría que es súper posible, siempre teniendo un plan a mediano plazo. Y no hacen falta para eso mil hectáreas, con poco terreno se puede producir. Nosotros estamos acostumbrados a las grandes extensiones, pero podemos crear negocios chicos rentables con muy poco.
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