El famoso gen HB4, desarrollado por la doctora Raquel Chan en 2015, correrá entre la soja paraguaya bastante antes que en la argentina. Sucede que el Instituto de Biotecnología Agrícola (Inbio) de ese país, una semillera privada dedicada entre otras cosas el mejoramiento de cultivos, incorporó el desarrollo de la empresa Bioceres y ya está poniendo a punto distintas líneas adaptadas a las condiciones locales.
“El gen es de Bioceres. Nosotros aquí tenemos líneas, genotipos, ciento por ciento paraguayos, que ya pasaron por diferentes ensayos en distintas localidades. Ya tuvieron años secos, húmedos. El equipo de mejoramiento está seleccionando la línea que más se adapta, no solamente al estrés hídrico sino también a los años buenos, porque queremos materiales que rindan”, dijo a Bichos de Campo Omar Paredes, responsable de la comercialización de semillas en Inbio, quien adelantó que ya están en negociación con la firma argentina para salir al mercado más pronto que tarde.
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De acuerdo con Paredes, el HB4 -un gen del girasol que le confirió mayor tolerancia a la soja en épocas de sequía- se adaptó muy bien a las necesidades del agricultor paraguayo, que también ha enfrentado períodos de falta de lluvias.
Lo curioso es que en la Argentina esa línea de trabajo no prosperó porque cuando fue aprobada, en octubre de 2015, la soja HB4 arrancó condicionada por una aprobación de China. Es decir que si ese país -principal importador mundial de soja- no la aprobaba para su consumo allá, acá no podía ser sembrada, por temor a perder el mercado. Por dicho condicionante finalmente no salió nunca como variedad comercial y Bioceres volcó sus esfuerzos a instalar el trigo HB4, donde tuvo mejor suerte al contar con aprobación en Brasil y otros países importadores.
La aprobación de Beijing a la soja HB4 recién llegó en el año 2022, pero la semillera ya estaba enfrascada en otros asuntos. Actualmente no se sabe qué sucederá, ya que la empresa argentina decidió dejar de multiplicar sus propias semillas para dedicarse por entero al desarrollo de nuevas tecnologías. La posta en la multiplicación la está tomando el Grupo Don Mario.
¿Y por qué en Paraguay si hubo una firma que está avanzando con la soja tolerante a la sequía desarrollada por Chan? Una explicación posible es que ese país -de una histórica amistad con Taiwán- no mantiene relaciones diplomáticas y comerciales con los chinos, y por lo tanto no debería esperar su demorada aprobación. El problema surgirá, en todo caso, cuando allá se siembre comercialmente, ya que Paraguay exporta unas 7 millones de toneladas de soja por año a las fábricas argentinas, que luego reexportan los subproductos. En aquel momento quizás tendrán que segregarla.
Inbio, una institución privada, por ahora no se preocupa demasiado por esos detalles, y además de promover el gen HB4 ha dado un paso adicional y apostó a otra línea de trabajo para atacar otro problema muy común allí: la roya.
“Tenemos variedades con tres genes de resistencia a la roya por aquí en Paraguay tenemos muchos problemas con hongos por el clima, con calor y humedad. Hay más condiciones para desarrollar roya asiática. El desarrollo es propio, con cruzamiento convencional, y no es OGM”, explicó el representante, aclarando que aún no están a la venta, ya que falta multiplicarlas en cantidad.
“Nosotros queremos darle lo mejor al agricultor paraguayo, asegurar que todo ese potencial genético realmente se exprese en el campo. Para eso necesitamos una semilla de alto vigor, alta germinación y eso lo hacen los semilleros”, señaló Paredes.
Y concluyó: “Nosotros siempre instamos a la agricultura a utilizar variedades nacionales y es algo que va creciendo año tras año, porque la genética nacional también puede competir con genética de otros países”.
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