En el sector agropecuario muchos se ilusionaron desde el arranque de la gestión de Javier Milei. En el primer decreto presidencial se dijo que quedaba “prohibido prohibir exportaciones”, algo que sonó a cantos de sirenas luego de años de trabas de todo tipo para el acceso a los mercados mundiales de productos agropecuarios.
La promesa se cumplió. No se prohibieron más las ventas al extranjero ni de granos ni de carnes. Pero al mismo tiempo se definieron reglas de juego que siguen haciendo difícil la rentabilidad, como sucede con la exportación de carne vacuna y especialmente la de cortes de mayor valor.
En su último informe de situación, los consultores Teo Zorraquín y Alejandro Meneses dijeron que la política económica encierra una paradoja: “Esa satisfacción con el rumbo de la macro no se ve reflejada en los números de las empresas, al menos por ahora. La suma de presión fiscal alta y costos en alza presentan una ecuación de riesgo”.
En ese sentido, y hablando del negocio de los granos, advirtieron con contundencia que “si el escenario es un tipo de cambio cercano a 1000 pesos, y hay una vuelta de los derechos de exportación a los niveles anteriores, los negocios agrícolas empiezan a oler a quemado”.
Esta situación también afecta a otros rubros: “Los que tienen negocios de carne o leche también pasan por un escenario similar”, advirtieron los expertos.
Según indicaron que su informe, para que haya un horizonte claro en los negocios y sostenibilidad económicas en las diferentes actividades es necesario tomar otras medidas además de las cambiarias.
Algunas de esas medidas tienen que ver con las políticas nacionales, por caso que se cumpla con la promesa de bajar impuestos. Eso es algo que el propio Milei dio por tierra, al confirmar que el 30 de junio las retenciones a los granos vuelven a los niveles anteriores a la baja anunciada pocas semanas atrás.
“No hay un pedido de devaluación, pero sí de seguir bajando impuestos y de asumir que un dólar bajo tiene algunos efectos colaterales que disminuyen la competitividad”, advirtieron Zorraquín y Meneses.
Pero luego indicaron que también “habrá que hacer ajustes internos (en las empresas agropecuarias) y ya empezamos a verlos. Discusiones intensas sobre el valor de los arrendamientos, modificaciones en los esquemas de rotación, ajuste de gastos donde se pueda, postergar inversiones que no tengan financiamiento crediticio razonable, ajuste en dividendos a pagar a los socios”.
Una buena en todo esto es que, “sin generalizar, observamos que muchas empresas están patrimonialmente sanas y sin problemas de caja de corto plazo, lo que permite tener mejores herramientas para decidir. Las dudas son muchas, y las certezas pocas. Como a veces se dice con humor… ‘Yo antes era una persona que dudaba, y ahora…ahora no sé’”, ironizaron.
Con relación a la cuestión cambiaria, los consultoes indicaron que “al desaparecer el dólar blend, que básicamente pagaba un sobreprecio de aproximadamente el 5% sobre el dólar oficial, disminuyeron en esa misma proporción las cotizaciones de los granos, en dólares”.
El nuevo esquema cambiario, en tanto, “introduce una nueva variable que es la banda de flotación con una variación de cotizaciones del 40%. No es lo mismo vender un cereal de 200 o 300 dólares con un dólar de 1000 pesos que a 1400 pesos”, explicaron.
“Para tener una idea, el último dólar blend fue de 1129 pesos por dólar y las cotizaciones de los últimos días parecen estabilizarse alrededor de 1200 pesos. Es decir, tuvimos una baja en dólares de las cotizaciones de futuro y un aumento en pesos de las pizarras, que luego recortaron sus cotizaciones, al vaivén del dólar oficial. A su vez hubo un aumento de las tasas de interés”.
Todo esto “desmejoró la relación insumo/producto, se encareció la financiación bancaria y comercial, aumentaron los costos de estructura en dólares y por ende disminuyó la rentabilidad del negocio”, alertaron.
Y prosiguieron: “Si el dólar sigue bajando hacia el piso de la banda de flotación, y se estabiliza en esos valores, el negocio seguirá empeorando, salvo que exista un aumento de precios de los cereales en dólares, haya una disminución de impuestos, se genere una baja en el precio de los insumos, o una baja en los arrendamientos de la próxima campaña”.
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