Con solo 19 años, Ryam Walter, dejó sus estudios en la Ingeniería Electromecánica de la Universidad Nacional de La Plata y se empeñó en llevar adelante un emprendimiento sobre una idea que venía masticando hacía mucho tiempo. Así nació Polielectric, una pequeña planta que logró armar en Villalonga, al sudoeste de la provincia de Buenos Aires, donde fabrica -a partir de silobolsas usados- aisladores eléctricos para colocarlos en los alambrados que contienen al ganado dentro de una zona de pastura.
Según el joven emprendedor, su inquietud por hacer piezas con una conciencia de reciclaje data de sus escasos 12 años. Recuerda que por aquella época, saltaba de un taller a otro y pasaba largas horas, diseñando prototipos de cualquier accesorio en el tallercito de su abuelo. Por eso los primeros aisladores fueron hechos con plástico de tapitas de bebidas. Pero hoy, su materia prima son los silobolsas, que el productor sigue descartando en el campo.
“Cuando salí del secundario ya tenía ganas de emprender y hacer algo relacionado al medio ambiente. Entonces, empiezo a ver algunas oportunidades. Ya tenía algunas ideas anotadas en la libreta y entonces fui seleccionando las que más o menos me parecían que podían tener potencial. Bueno, quedó Polielectric, un proyecto que arrancó hace dos años”, contó Walter a Bichos de Campo.
“La finalidad de estos accesorios es que se pierda la menor cantidad de corriente e aislar el alambre eléctrico. De esta manera se mantiene eficiente y el cerco eléctrico cumple su función de mantener al ganado dentro de una parcela. Entonces, de esa manera se puede ir manejando el consumo de pasto que van teniendo los animales dentro del campo. Con ese método de pastoreo rotativo se logra capturar más carbono en la tierra y por lo general todos estos sistemas son positivos en cuanto a emisión de gases de efecto invernadero”, explicó.
Si bien el joven emprendedor, comenzó con cuatro modelos de aislantes, hechos en una máquina de origen casero, actualmemente los fabrica con máquinarias de diseño propio, pero adaptadas a procesar el PVC de los silobolsas.
-Elaborás los aisladores, diseñás las máquinarias… ¿Cómo fue el proceso de comercializar este producto?
–Dentro de esa categoría de aisladores eléctricos o accesorios para cercos eléctricos, están los aisladores de rienda, los mangos aislantes, los aisladores de varilla, los aisladores regulables, los aisladores de rotana, de campanita. Entonces, va todo de la mano porque al final estamos haciendo productos reciclados para una industria que está revolucionando de alguna manera lo que se conocía como la cría de ganado tradicional. Por el momento, vendemos directamente el producto tanto al cliente final, que suelen ser los productores, como a las ferreterías o algunos distribuidores mayoristas. Desde Villalonga, estamos ahora intentando llegar a todo el país.
-Tu idea original era hacer los aisladores eléctricos con tapitas, sin embargo hoy lo haces con el plástico de silobolsas.
–Bueno, empecé a evaluar la posibilidad de hacerlo con tapitas, y si bien había hecho los prototipos, me daba cuenta que no era escalable. Era un desafío muy grande para recolectar la cantidad de tapitas necesarias para vender esto. Para que te des una idea, por cada producto necesitas 10 tapitas y estamos hoy produciendo alrededor de 1500 tapitas por mes. Entonces en los silobolsas vi una alternativa viable y además es una problemática muy grande. Entonces, empecé a hacer pruebas con ese material y experimentar y resultó ser muy bueno para este uso. Después a partir de ahí, lo que hice fue especializar todas las máquinas y desarrollarlas específicamente para el reciclaje de silobolsas.
-¿Así que también diseñás y fabricás las máquinas con que trabajás?
–Sí y fue aquí donde nació un poco el diferenciador del proyecto, que viene siendo la capacidad de las máquinas de reciclar con muchos menos insumos, mucho más rápido y con menos gastos. Y bueno, fue evolucionando. Tampoco es una máquina súper grande, pero sí que es muy especializada para lo que es reciclaje de silobolsas. Todos los diseños son míos, aunque todavía no termino de desarrollar todas las máquinas que tengo planeado desarrollar para automatizar la planta lo máximo posible. Los diseños los tengo listos, pero bueno, falta capital para poder terminar de fabricarlas.
-¿Tenés idea de fabricar otra cosa también aplicada al agro?
–Sí, claro. Se pueden fabricar miles de productos, infinidad de productos plásticos, siempre que por ahí no estén relacionados al tema de alimentos por el tema de que son productos reciclados y a veces tiene sus contaminantes. El propio silobolsas tiene un protector UV y no es recomendable para usos alimenticios. Pero después, sacando esa industria, tenés mil cosas para fabricar, sea en la industria de conducción, sea en la industria de vialidad como conos, accesorios para estacionamientos, electrodomésticos, vehículos. La idea es escalar en función de los productos más rentables, y la agroindustria por lo general es una industria muy rentable y estamos arrancando por ahí.
-¿Cuántos kilos de silobolsas se necesitan para hacer 1.500 aisladores al mes?
– Ronda los 100 kilogramos, más o menos. Un silobolsa ronda los 70/80 kilos, así que estamos procesando por mes un poquito más de un silobolsa. Ahora todos los productores están medio emocionados con el proyecto, entonces prácticamente me regalan el silobolsa y lo traen sin costo. Para ellos, aunque no se los vaya a buscar, es una facilidad poder traerlos a un lugar más cerca y saben que no se va a terminar quemando, como es en el basurero de la localidad. Pero a futuro la idea es poder llegar a todos los campos en menos de 24 horas y poder retirarles el material del campo a los productores.
-Dejaste la facultad y te volcaste al emprendimiento ¿También te preparás en este sentido?– le preguntamos.
-Arranqué lcon la carrera de Ingeniería Electromecánica y me especialicé un poquito en lo que fue Ingeniería. Hice dos años y descubrí que no era el camino, yo quería algo un poquito más rápido, que se adaptara a lo que era la industria. Entonces me tiré más para el lado del emprendedurismo. Para eso hice seminarios en la Facultad de Ciencias Económicas de La Plata. También hice otros cursos de la parte empresarial. Así que bueno, eso me dio algunas herramientas más. Pero en general, toda la parte técnica y el desarrollo de las máquinas, creo que ya lo había aprendido.
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