La introducción del régimen cambiario del “dólar soja” alteró la normal dinámica estacional del ingreso de flujo de divisas en la Argentina para implementar una “Junta Nacional de Granos” implícita que supedita el comercio granario en función de las necesidades del Estado nacional.
Semejante nivel de intervención presente en el comercio granario no solamente impacta a nivel interno, sino también internacional, porque Argentina es un actor relevante en el complejo sojero global.
La dinámica cambiaria presente en el negocio sojero argentino fue alterada a partir de septiembre de 2022 con la introducción de la primera edición del “dólar soja”, tal como se refleja en el siguiente gráfico publicado por el último informe de la política monetaria del Banco Central (BCRA).
El informe indica que en el primer semestre de 2023 el sector “oleaginosos y cereales” realizó pagos de importaciones por 2975 millones de dólares, mientras que en el mismo período de 2022 esa cifra había sido de 2113 millones. El incremento se explica por el aumento de la importación de soja proveniente mayormente de Paraguay y Brasil.
Lo que no dice el informe es que el pago de importaciones de soja se realiza con capital propio de las industrias aceiteras porque el BCRA está completamente “seco” de divisas.
En lo que respecta a los ingresos por exportaciones, el sector “oleaginosas y cereales” en los primeros seis meses del año acumuló –como consecuencia del desastre climático– un total de 12.197 millones de dólares, mientras que en el mismo período del 2022 había ascendido a 22.145 millones.
“A las mermas productivas se les sumó el revés de los precios internacionales de los principales cultivos exportables, que experimentaron declives a lo largo de todo el 2023, agravando la situación de los ingresos del sector”, señala el informe de la BCRA.
La última edición del programa cambiario especial (“dólar soja”) se instrumentó entre el 10 de abril y el 2 de junio para la soja. También se extendió para el girasol, cebada forrajera, sorgo y productos de las economías regionales (en este último caso la vigencia del programa se extiende hasta fines de agosto próximo hasta nuevo aviso).
En el marco de la tercera edición del programa, hasta el 30 de junio habían ingresado 5401 millones de dólares, de los cuales unos 4500 millones correspondieron en general a cobros del sector “oleaginosas y cereales” y en particular a productos del complejo sojero.
“A partir de 2024 las perspectivas para las cuentas externas son más favorables. De la mano de proyectos en marcha y otros planificados en sectores en los que Argentina cuenta con recursos abundantes como hidrocarburos y minerales, se espera que el país despliegue su potencial exportador”, asegura el informe de la BCRA.
“Las exportaciones energéticas (principalmente petróleo y gas no convencional) podrían pasar de 8509 millones de dólares en 2022 a aproximadamente 18.700 millones en 2027 y las de minería (principalmente litio y cobre) de 3852 a unos 10.300 millones. Esto, sumado a la recuperación del saldo exportable agrícola una vez transitada la actual sequía, le permitiría a la economía sostener un superávit comercial de bienes promedio en el orden de los 26.500 millones anuales para el período 2024-2027”, añade.
La entrada Un gráfico para entender cómo el Estado argentino implementó una virtual “Junta Nacional de Granos” sin que nadie se dé cuenta se publicó primero en Bichos de Campo.