En números, estamos mejor que antes: En 2024, el 8,2% de la población mundial -aproximadamente 673 millones de personas- padeció hambre. Son unas 15 millones menos que el año anterior, y 22 millones por debajo del 2022.
Pero, si miramos el dato en detalle, en realidad lo que se ve es un mayor aumento de la desigualdad, porque si bien bajó a nivel mundial, la hambruna creció en la mayoría de las subregiones de África y Asia occidental, en donde se registran crisis alimentarias de larga data. A eso se suma, como agravante, los efectos de la inflación en los alimentos, un fenómeno muy palpable post pandemia.
De acuerdo con el informe “El estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo”, que se publica cada año en el marco de la Cumbre de las Naciones Unidas sobre los Sistemas Alimentarios, 1 de cada 5 personas se enfrenta al hambre en África. Se trata de unos 307 millones de habitantes que hoy están en estado de emergencia.
En el caso del Asia occidental, un 12,5% de la población -más de 39 millones de personas- habría sufrido hambre en 2024.
Lo curioso es que ese aumento coincide con mejoras notables en otras regiones del mundo. En América Latina y el Caribe el 5,1% de la población, unas 34 millones de personas, padecieron subalimentación en 2024. Eso representa un importante descenso respecto al máximo histórico en esa región, el 6,1% que se registró en 2020.
Y peor aún: El informe estima que para 2030 casi 512 millones de personas padecerán subalimentación crónica en el mundo, y casi el 60% van a estar concentradas en África.
“Aunque es alentador observar un descenso en la tasa mundial de hambre, debemos reconocer que los avances son desiguales. Debemos intensificar los esfuerzos para garantizar que todas las personas tengan acceso a alimentos suficientes, inocuos y nutritivos”, expresó el director general de la FAO, Qu Dongyu, tras conocerse estas cifras.
Lo que señala Dongyu también obliga a poner la lupa en un fenómeno colateral, pero intrínsecamente vinculado a esto, que es la inflación. Particularmente en el caso de los alimentos, la ONU señala que “ha superado sistemáticamente la inflación general” -algo de lo que se habla constantemente en Argentina- y alerta por sus efectos sobre la nutrición.
El punto de quiebre, tanto en nuestro país como en el mundo, lo marcó la pandemia. Las políticas monetarias y fiscales para paliar los efectos de la crisis sanitaria, sumado a los efectos que tuvo la guerra de Ucrania y las condiciones climáticas adversas, crearon el caldo de cultivo ideal para que los precios de los alimentos se dispararan.
Y en ese sentido también se hace palpable la desigualdad. Mientras a nivel mundial la inflación de los alimentos pasó del 2,3% en diciembre de 2020 al 13,6% a principios de 2023, en los países más pobres subió más del doble, alcanzando un máximo del 30% en mayo de 2023.
Eso mismo se expresa en las posibilidades de acceder a una dieta saludable. En 2019, más de 2700 millones de personas no podían permitírselo, mientras que en 2024 se registró un descenso de 100 millones en ese índice. Pero, a contramano de esa tendencia, en los países de ingresos bajos el número se incrementó de 464 millones en 2019 a 545 millones en 2024.
Aunque son demostrativas, las cifras no dejan de ser frías. Detrás de esos millones y esos porcentajes, hay niños y niñas que duermen con la panza vacía, adolescentes que ven cercenado su futuro y adultos con problemas graves de salud.
De afrontar ese fenómeno se trata cuando se habla de seguridad alimentaria y de fortalecer las cadenas de valor. Junto a las medidas fiscales, las políticas monetarias transparentes y las inversiones en infraestructura, conforman parte de las políticas que, insiste el informe de la ONU, deben ser puntas de lanza para paliar la inflación en los alimentos y luchar contra el hambre.
A propósito de eso ,el mismo presidente del Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA), Álvaro Lario, señaló que “en tiempos de subida de los precios de los alimentos y de perturbación de las cadenas de valor mundiales, se deben intensificar las inversiones en la transformación rural y agrícola”. La respuesta al hambre, en definitiva, está en el campo.
La entrada Una de cal y otra de arena: Según el último informe de la ONU sobre alimentación, en el mundo hay menos hambre pero más desigualdad en la distribución de la comida se publicó primero en Bichos de Campo.