Durante unos 3 meses, la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación se llamó Secretaría de Bioeconomía, y quien estaba a cargo era Fernando Vilella. La corta experiencia, que terminó con el pedido de renuncia a de ese funcionario y de sus hombres de confianza, dejó una verdad de perogrullo: La economía circular, la sustentabilidad y la bioenergía abren debates interesantes pero aún no tienen el peso suficiente a nivel político.
Y eso lo vivió en carne propia Germán Di Bella, que fue subsecretario en esa fugaz gestión y también debió abandonar su puesto en el reacomodo de fichas. Pero lejos de desalentarse, este empresario del interior con larga trayectoria en la bioeconomía y muy vinculado al mundo agtech, volvió a girar la ruleta y decidió fundar su propia asociación, “Somos Vaca Viva”.
Retomando el mismo concepto que habían impulsado desde la extinta secretaría de Bioeconomía, esta agrupación, que ya cuenta con unos 300 integrantes, tiene como principal objetivo ser la propulsora de debates, conocimientos y políticas públicas. De algún modo, es una forma de volver a insistir sobre el desarrollo sustentable, pero ya no desde un escritorio gubernamental, sino desde las bases.
“La bioeconomía es algo que nos une y nos conecta mucho a los del interior. Entonces decidimos unirnos para contar sobre eso y hacerla conocida”, explicó el empresario en diálogo con Bichos de Campo.
Y puede hablar desde la experiencia propia, porque es uno de los socios fundadores de Bio4, una de las plantas más importantes de producción de bioenergía y derivados del maíz a nivel nacional, ubicada en la localidad cordobesa de Río Cuarto. “Estamos convencidos de esto, porque de esto vivimos”, asegura Di Bella, que fue uno de los impulsores de ese proyecto en 2007, pero también de otras iniciativas como fondos de inversión, clústers
para agtechs y la Fundación Fada.
De hecho, la asociación Somos Vaca Viva, lanzada oficialmente el pasado 9 de julio, mantiene una línea similar a esta última ONG, y por eso insisten sobre la creación de conocimiento y de políticas públicas para, de algún modo, “equilibrar la balanza” y poner en agenda a la bioeconomía.
Por eso no es fortuita la mención inicial a los arreglos y desarreglos dentro del Ministerio de Economía, porque parte de eso tuvo que ver con la desconfianza o el desconocimiento con esa definición de la producción agropecuaria, más enfocada aún en las economías regionales y el agregado de valor no convencional.
Y era algo que se veía desde el “vamos”, porque “Vaca Viva”, concepto rector de esa gestión en la secretaría y de esta asociación, es un juego de palabras con el epicentro de las explotaciones de hidrocarburos que tiene Argentina, Vaca Muerta. Sin embargo, Germán se encarga de aclarar que “no es uno u otro”, sino que la idea rectora -a veces malinterpretada- es que puede haber un perfecto complemento.
“La bioeconomía es mucho más simple de lo que parece su nombre. Queremos enfatizar que en el interior hay un montón de economías que se desarrollan hace muchísimos años y que generan derrame, trabajo genuino y la inclusión de nuestra gente en nuestro territorio”, expresó.
De allí que muchos de quienes lo secundan en esta asociación sean de esa “primera fuerza” que integró el gabinete de Fernando Vilella por medio año y que ven que eso por lo que pregonaban ya no está en agenda.
“No se escucha hablar sobre biocombustibles o bioenergías en general”, apuntó Di Bella.
Esa experiencia “trunca” -Germán no elige hablar de “fallida”- sí les dejó algo muy en claro: Que es necesario que primero se construya arraigo, un discurso acorde y conocimiento para que eso impacte en la agenda y en la gestión pública. “Eduquemos antes de pedir”, es el lema que usa el empresario, y que -considera- se ve expresado en esta asociación.
De hecho, en retrospectiva, no guarda rencor por su salida de la gestión pública. Es más, hasta lo considera “natural” en términos políticos, porque ellos no eran funcionarios afines al ministro de economía, Luis Caputo y, encima, llegaban con una idea poco común al tradicional dogma de la producción agropecuaria. Sin ir más lejos, los reemplazó el equipo puesto por uno de sus hombres más cercanos, Juan Pazo.
“Entiendo que el ministro Caputo quería jugar con gente que conociera”, expresó Di Bella, que incluso esboza una autocrítica: “Tal vez nuestra idea de la bioeconomía era hasta romántico para quienes no la viven y para quienes entienden que la agricultura es soja, maíz y vacas”, expresó.
-¿Qué es, entonces, la bioeconomía?-, le preguntamos al empresario. “Transformación de commodities en valor agregado, biocombustibles, bioenergías y bioalimentos”, responde rápidamente. En suma, trabajar con una matriz energética diferente que active el circuito productivo del interior.
“En Córdoba producimos el 5% de las naftas del país sin tener un solo pozo petrolero, y eso viene de la bioeconomía. Somos complementarios, somos aditivos y Argentina hoy necesita de las dos vacas, sí o sí, para desarrollarse”, destacó Di Bella.
Sin ir más lejos, entre los principales ejes a trabajar desde “Somos Vaca Viva”, en su búsqueda de hacer un “lobby” positivo sobre esta actividad, es capitalizar esas historias e insistir con el arraigo que se produce lejos de la zona núcleo y los grandes centros urbanos.
“La bioeconomía es la economía más federal que podemos hacer”, concluye Di Bella, que confía en que su asociación podrá ejercitar nuevas respuestas a demandas que no han tenido el eco suficiente en la agenda política, esa de la cual fueron expulsados hace ya un año, pero que retoman desde afuera y con nuevas expectativas.
La entrada Volver a empezar: Ex integrantes de la Secretaría de Bioeconomía lanzaron “Somos Vaca Viva”, una asociación para intentar, una vez más, poner a la economía circular en agenda se publicó primero en Bichos de Campo.