La llegada del verano y sus altas temperaturas supone un gran desafío para la producción ganadera, en especial de bovinos, donde los casos de estrés calórico son bastante frecuentes.
De no tomarse las medidas de protección adecuadas, este fenómeno –que ocurre cuando la suma del calor interno producido por el metabolismo, más el calor que el animal recibe del ambiente, supera la capacidad del mismo para disipar el calor del cuerpo y mantener su temperatura corporal normal- puede derivar en la muerte.
Es por eso que el equipo de investigación en Producción Animal de la Estación Experimental Agropecuaria INTA Gral. Villegas, en la provincia de Buenos Aires, realizó un informe con recomendaciones a tener en cuenta en estos casos.
Atenti al estrés calórico bovino: Pronostican días de elevado riesgo para la hacienda
En primer lugar, para predecir el riesgo de estrés por calor se emplea el indicador llamado Carga Calórica Acumulada o AHL por sus siglas en inglés, que toma en cuenta la temperatura y humedad ambiental, la radiación solar y la velocidad del viento. En bovinos para carne, un AHL entre 10 y 20 se considera nivel moderado, entre 21 y 50 se considera elevada, y a partir de 51, muy elevada.
Otro punto a tener presente es que los animales de razas europeas, de piel oscura y de temperamento nervioso son más susceptibles a sufrir estrés por calor, respecto de las razas índicas.
Además, los animales cercanos a la terminación, por su mayor peso, grado de gordura, y por una menor capacidad pulmonar en relación a su peso corporal, son más susceptibles a sufrir por el calor. Hay que aclarar que en engorde a corral, el estrés suele ser mayor que en pastoreo.
Con estos datos presentes, las dos primeras recomendaciones a tener en cuenta son el acceso a sombra y agua potable.
El primero permite atenuar la radiación solar, y en caso de ser artificial debe “contemplar una altura de entre 3 y 4 m y de espacio suficiente (de 2 a 4 m2 por animal) para evitar el hacinamiento”. En caso de contar con cortinas de viento cercanas al feedlot o a parcelas de pastoreo, es clave no eliminarlas y evitar el enmalezamiento que reduzca la circulación de aire.
Para el segundo punto es importante contar con bebederos que ayuden a disminuir los movimientos de la hacienda, así como su concentración. También se debe analizar su composición fisicoquímica, ya que en verano puede haber más concentración de solutos.
Desde el INTA detallaron que “se estima un consumo de agua en pico de calor de 8 litros por kilo de materia seca consumida (unos 80 l. para un consumo promedio de 10 kg en un novillo en terminación). La bebida deberá estar dimensionada para que al menos el 5% de la tropa acceda en forma simultánea a la bebida, habilitando 50 cm de bebedero de rápida recuperación por animal. Si fuera limitante, se debe considerar de antemano la división de la tropa”.
Para evitar imprevistos, es ideal contar con un plan de contingencia que incluya un tanque de arrastre, o bebederos móviles, o mangueras para mojado de animales, entre otras opciones.
Otra recomendación gira en torno al movimiento de hacienda. De acuerdo con los especialistas, no es conveniente hacerlo luego de las 10 de la mañana en días potencialmente peligrosos; el tiempo de espera en los corrales no debe superar los 30 minutos; y no se debe realizar desbastes que restrinjan el acceso al agua de bebida.
En los corrales, la ración de alimento se debe entregar al atardecer para que la digestión se realice en horas de la noche.
“A los fines de evitar acumulación y deterioro de alimento en los comederos y contribuir a una menor producción de calor corporal se sugiere realizar un manejo conservador de la oferta de alimento. Esto puede lograrse reduciendo la frecuencia de los incrementos de oferta o manteniendo la frecuencia pero reduciendo la magnitud del incremento. Ejemplo: incrementar 500 g de alimento tal cual por animal y por día luego de la ocurrencia de 4 días consecutivos de comedero lamido (opción 1) o incrementar 250 g, luego de 2 días de comedero lamido (opción 2)”, señalaron desde INTA.
“Existen aditivos dietarios que, por sus propiedades antiinflamatorias, pueden incrementar la tolerancia al estrés térmico. Consultar con un nutricionista”, añadieron a continuación.
En el caso de los animales en pastoreo, también se debe optar por el atardecer para realizar los cambios de franja y/o la suplementación. Y en el caso de recurrir a la suplementación con reservas forrajeras, hay que garantizar que las mismas tengan al menos un 65% de digestibilidad.
“La ingestión de ergoalcaloides generada por el consumo de festuca infectadas con hongos endófitos (festuca tóxica) y/o de festuca o pasto ovillo con presencia de esclerotos de Claviceps purpúrea, resulta en un incremento de la producción de calor corporal que puede agravar el cuadro de estrés térmico en verano”, aclara el informe.
Finalmente, otro punto clave es el control de la mosquita de los cuernos. Para eso se debe “reducir la congregación de animales y evitar sumar más estrés, ya que, ante la presencia de moscas, los animales buscan entrar en contacto unos con otros para espantarlas de su cuerpo”.
En esto es clave la remoción de la bosta de los corrales, así como evitar el enmalezamiento para reducir la proliferación de insectos.
La entrada ¿Ya sabés cómo cuidar a tus animales del estrés calórico? Investigadores de la Estación Experimental del INTA General Villegas acercaron sus recomendaciones clave se publicó primero en Bichos de Campo.