En la ultima parada de la ruta del bidón que venimos recorriendo en Bichos de Campo sobre la asociación CampoLimpio y sus logros desde que se sancionara la Ley 27.279, que obliga a la gestión de los envases vacíos de fitosanitarios. Como saldo positivo, se destaca que aproximadamente 10 millones de toneladas de plásticos de ese origen han sido recuperadas, mientras aumenta el número de productores que ingresa bidones al sistema de gestión. Pero ojo, porque hay riesgos: hay otra gran cantidad de bidones que ingresa a un sistema ilegal, donde no se sabe ni el origen ni el destino de su plástico.
“El comercio informal que hay sobre el plástico es importante. El plástico de los envases de agroquímicos, por ser de altísima calidad, muchas veces termina en un uso indebido. O sea, puede terminar en una cucharita de helado, en un juguete o en una bolsita de supermercado”, alertó Juan Manuel Medina, el gerente de Relaciones Institucionales de CampoLimpio.
¿Qué quiere decir con esto? Que por el lado del haber, es evidente que un gran número de productores -sin percibir ningún incentivo económico- han ganado en cultura de reciclaje y decide enviar sus bidones, debidamente lavados, a los Centros de Almacenamiento Transitorios (CAT), donde se sigue una trazabilidad y se garantiza que el reciclado de los mismos no derive el plástico hacia usos indebidos. Pero también es evidente que todavía existe un alto porcentaje de bidones que van a un circuito informal, que a veces reditúa al productor, pero que no puede asegurar que el destino final no sea… una cucharita de helado en la boda de un niño.
Por eso Medina insiste en que, a la par de terminar de construir un sistema capilar capaz de recolectar todos los bidones de agroquímicos consumidos en el país, hay que trabajar sobre la necesidad de frenar el comercio ilegal de plástico favorecido por la informalidad de la economía nacional.
Siempre es un mejor escenario del que había antes. En ese sentido, el gerente de CampoLimpio consideró que la práctica de quemar o enterrar bidones “prácticamente está desapareciendo” del campo. Y si bien desde la organización reconocen que el productor ha evolucionado mucho, también tienen claro que no los habitantes de zonas rurales resisten a la tentación de los valores que a veces les ofrecen algunos intermediarios por la venta de este plástico de altísima calidad.
“Hoy tenemos una gran competencia que es el comercio ilegal del plástico, o sea aquel ciruja que pasa y recolecta” los bidones por los campos, apuntó Medina, quien advirtió que la preocupación va más allá de la existencia de un mercado paralelo. No se trata solo de la competencia entre dos circuitos semejantes. Se trata más bien de un circuito que cumple el estricto protocolo de CampoLimpio versus otro que no sigue ningún protocolo. Y por lo tanto no asegura la trazabilidad de los bidones.
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En este sentido, el gerente de CampoLimpio destacó que la Ley 27.279 prohíbe cierto y determinado usos de este plástico reciclado, por su origen como envase de una sustancia tóxica. La idea de a norma justamente era evitar que como producto final se elaboren objetos que comprometan la salud humana.
-Es muy fea la idea de que finalmente el bidón de agroquímicos, porque es de tan buen plástico y costó varios dólares, termine en una heladería, por ejemplo.
-Pero eso sucede en Argentina y es lo que nosotros también tenemos que combatir fuertemente. Entonces el productor está alcanzado por la ley, que lo contempla como usuario y tiene la responsabilidad de devolver el envase a un centro de almacenamiento o durante una campaña de recolección. Nosotros después nos encargamos del resto del sistema de gestión. Pero lo importante acá es la concientización del productor, más allá del alcance de la ley. Obviamente con CampoLimpio obtiene su certificado ambiental por la devolución de los envases.
Sobre la importancia de este aval, Medina explicó: “El certificado ambiental es el que se le otorga a cada productor con su correspondiente CUIT y con la cantidad de envases y kilos que devolvió. Eso es importante porque va a haber fiscalización en Argentina. El sistema único de trazabilidad (que se está implementando junto a Senasa) va a corroborar si el productor que compró en determinado año realizó durante ese periodo, según indica la ley, la devolución de ese envase. Si no lo devolvió podría estar sujeto a sanciones o la prohibición de volver a comprar agroquímicos”, advirtió.
Con este control, lo que buscan desde CampoLimpio es identificar el destino de la cantidad de plástico que no logran gestionar en correspondencia con los volúmenes de compra de agroquímicos por parte de los productores. En este sentido la organización no está ajena a la realidad y sabe que “ese circuito clandestino es alimentado por el productor”.
-Entonces la organización tiene una gran competencia con los informales que estos pasan a recolectar los envases directamente en la finca ¿Cómo se resuelve esto?
–Bueno, y esa es la gran diferencia. Nosotros recepcionamos el plástico porque es lo que indica la ley como sistema de gestión. Nosotros no recolectamos el plástico. Los que recolectan el plástico campo por campo son los informales. Entonces ahí tenemos un gran punto donde necesitamos el acompañamiento de los productores, de los distribuidores, en definitiva, de todos. Desde el usuario y toda la cadena de comercialización debemos poder combatir ese uso ilegal del plástico, porque es muy peligroso en términos de salud pública y demás. Esta ley es una ley netamente de salud pública. Muchas veces se dice que es una ley de productivista, una ley ambientalista. Pero no, esta ley es de salud pública.
-¿Cuánto plástico ingresa en un circuito y en el otro?
-Nosotros, en términos generales, decimos que estamos a mitad de camino. Hay provincia como Buenos Aires o Salta que ya vienen de mucho más tiempo en el sistema de gestión. Donde ya tenemos todo el sistema desplegado, podemos hacer una valoración mucho más real de la recepción de plástico. En las provincia que están recién arrancando, como Santa Fe la tercera, creo que en dos o tres años vamos a hacer una devolución. Esa mitad de camino implica un desafío, para los productos y también para los distribuidores. Allí a veces el nivel de compromiso con el sistema no es el que nosotros deseamos.
-En Argentina hay 3500 Cuits que se dedican al comercio de agroquímicos y n definitiva son el nexo con el productor ¿Están comprometidas la agronomías con la gestión de los envases?
–La verdad de esos 3500 negocios lo que puede observar desde CampoLimpio es que hay muy buenas excepciones, pero justamente son excepciones. Es una población menor de toda la cadena comercial que realmente está comprometida con el sistema. Es importante remarcar esto porque es un cambio cultural. No solamente vender, no solamente comercializar, no solamente aplicar, sino que ese plástico pueda ser reutilizado en términos de favorecer una economía circular, pero también de favorecer procesos de salud pública.
-¿Existe alguna manera de blanquear este mercado negro de bidones o es necesario combatirlo?
–Nosotros en varias provincias que ya venían con un sistema funcionando, fuimos adaptando a muchos de estos operadores informales. Acá el camino no es expulsar a nadie sino todo lo contrario. El camino tiene que ser incorporarlos dentro del sistema. Hay algunos sectores que siguen manteniendo un nivel de informalidad, tenemos situaciones graves en provincias limítrofes, con contrabando de combustible con Paraguay o Brasil. Pero creo que hay una gran masa que nosotros podemos ir incorporando al sistema y que de hecho lo hemos ido haciendo en muchas provincias.
-Vos decís que están a mitad de camino… ¿Pero esto de la sustentabilidad, de hacer un campo más cuidadoso de la salud pública, tiene final?
– No. Creo que ponerle un techo sería limitar el desafío. En los próximos cuatro años deberíamos tener valores cercanos al 100% de recepción. Por lo menos que ese plástico que se vuelca del mercado de la industria de agroquímicos, esté en manos y en la gestión de CampoLimpio o de algún otro sistema de gestión que esté funcionando, porque pueden funcionar otros. Pero siempre va a haber desafíos. Hoy el desafío es el envase, pero hay muchísimos otros residuos rurales, desde mangueras de riego por goteo, los cajones para la pesca en Chubut, los cajones para la cosecha de de uva. Entonces me parece que es sumamente importante visualizar que los residuos rurales sigue siendo un problema sin resolver en su totalidad en Argentina.
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