Mientras inventa nuevos colores, Jacinta teje y teje ponchos, mantas y chalinas en su viejo telar: Aprendió el oficio de su abuela, su madre y su tío Rogelio, que se declara feliz y es bostero

Jacinta Romano pertenece a la etnia diaguita y se presenta, orgullosa, como “tejedora en telar de patio”. Su casa queda en el paraje Las Carreras, entre Tafí del Valle y El Mollar, a 2000 metros de altitud, en la provincia de Tucumán. Ella trabaja con mucha responsabilidad, en un local que montó al lado de su casa, donde expone todos sus tejidos, los cuales son verdaderas maravillas de finísimo gusto, en cuanto a combinaciones de colores, figuras y texturas, con técnicas de urdimbre y trama.

Una visita a su taller se ha vuelto un paso obligado en el recorrido de los turistas, en su paso por el valle, que además pueden ver en la casa contigua los tejidos del tío de Jacinta, Rogelio, orgullosamente hincha de Boca Juniors, quien también absorbió los secretos de este oficio de sus mayores.

Jacinta aprendió de niña ese arte. Su abuela le transmitió los procesos de lavado de la lana, hilado, teñido, tejido, costuras y terminaciones finales.

-¿Cuántas horas del día pasás trabajando en tu telar?

-Diez a doce horas, casi todo el día.

-¿Cuál es la diferencia entre artesana y tejedora?

-Me siento “tejedora” porque este oficio viene de mi abuela, de generación en generación.

-¿Te lo enseñó tu abuela?

-Mi abuela, mi mamá y mi tío Rogelio, que es mi vecino y trabaja aquí al lado.

Mirá la entrevista con Jacinta Romano:

-¿Te acordás de cuándo te sentaron ahí y te enseñaron?

-Desde chica ayudé a ovillar, pero empecé a tejer de grande.

-¿Tejés de todo? ¿Con qué tejés?

-Tejo de todo lo que la gente necesite, con lana de oveja, pelo de llama y algodón.

-¿De dónde las sacás? Muchas deben ser del entorno mismo de Las Carreras o de Tafí del Valle.

-Un poco de producción local de lana de oveja y pelo de llama. Otro poco de Catamarca. Y el algodón, de Buenos Aires.



-¿Y por qué esas tres materias primas? ¿Sirven para hacer distintas cosas?

-Con las tres puedo hacer lo mismo: un poncho de algodón, otro de pelo de llama y otro de lana de oveja.

-¿Y cuál es la especialidad de la casa?

-El poncho tucumano y sobre todo, las mantas o ponchos o chalinas en barracán, que es un diseño ancestral.

-¿Hay distintos modos de hacer el trabajo, diversos puntos?

-Sí, distintos puntos, en faz de trama, o solamente de urdimbre. Y la lana, es hilar de distinto grosor para las distintas prendas que quiero tejer.

-¿Tejés por encargo o vas haciendo stock porque sabés que esto va a funcionar?

-Estoy haciendo bastante stock y recién después me dedico a los pedidos. Los últimos fueron ponchos tucumanos, o de colores que yo invento, por ejemplo, azul y blanco, que no se de dónde es, o marrón y crudo, que gustan y salen.

-¿De dónde salen los colores?

-De los tintes vegetales para la lana de oveja, y de anilinas para el algodón. Teñimos con agua caliente, a fuego de leña y ahí vamos inventando los colores.

-¿Cómo es ese proceso?

-Hago el fuego con leña, pongo la olla, y agrego la lana, que hierva. Cada color tiene distinto tiempo de hervor, y ya queda teñido.

-¿Y no se destiñe nunca más?

-Puede bajar un poco cuando uno la enjuaga, pero nunca va a quedar en su estado natural, que es el color blanco, queda teñida con el color que yo quiero darle.




Jacinta, al momento de recibir a Bichos de Campo, estaba tejiendo una trama bastante gruesa con la que iba a hacer una alfombra de 3 por 3 metros. Son cuatro piezas separadas que después iba a unir, porque el telar tiene un ancho máximo de trabajo de hasta 85 centímetros y un largo de 5 metros.

-¿El telar podría ser más ancho?

-Sí, pero para mí ya no sería tan artesanal.

-¿Cuál fue la principal lección que te dio tu abuela?

-Trabajar y mantenerme. Y que cada color tiene su razón. Por ejemplo, el pelo de llama, se puede teñir, pero no se debe, sino que hay que respetar su color natural. Y trabajar con prolijidad.

-Antes de empezar la entrevista nos dijiste que vos sos muy exigente con vos misma.

-Sí, muy exigente, muy prolija y soy mi misma competencia con el tiempo de trabajo. Mi venta es solamente aquí, no tengo ni Facebook, ni Instagram, sólo whatsapp. De los hoteles, cabañas y hostales, de la estancia Las Carreras, acá cerca, me mandan turistas. Lo que más quiere la gente, es ver cómo se está tejiendo.

-¿Te aburre en algún momento tejer tanto?

-No, para nada. Me gusta lo que hago, que es tejer. Cuando me siento cansada salgo a caminar con mi hijo.

-¿Hay muchos tejedores como vos, en esta zona?

-Mi tío Rogelio, que vive a la par de mi casa.

Mirá la entrevista con Rogelio Romano, que prefiere ser llamado artesano que tejedor, y luce contento su camiseta de Boca Juniors, el club de sus amores.

-¿Le estás enseñando el oficio a alguien para que perdure?

-Medianamente, ahí vamos. No es tan fácil que quieran aprender por tantas horas de trabajo. Es un poco difícil hoy que los jóvenes y los chicos quieran ser tejedores. Por ahí, puede ser mi sobrina y uno de mis hijos.

Jacinta Romano ha sido seleccionada recientemente por el Ente Cultural de Tucumán, junto a las teleras Andrea Gatti y Elba Sosa, para representar a su provincia en Buenos Aires, en el proyecto Manta, durante el primer día del Mercado de Industrias Culturales Argentinas (MICA).

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