Hace diez días que la familia Otegui, dueña de la empresa de transporte fluvial Don Goyi, trabaja entre 16 y 18 horas diarias para evacuar a la mayor cantidad de animales en la zona del delta de Victoria, provincia de Entre Ríos. Si bien afirman que las jornadas “todavía están tranquilas”, entre viaje y viaje hay poco margen de pausa porque saben que, si los pronósticos son ciertos, a partir del 15 de noviembre el nivel del Río Paraná empezaría a subir, copando las islas más bajas.
“El barco de la familia se llama El Misil y es para 3 jaulas de animales. A su vez trabajamos con otros dos en conjunto, llamados Arroyo Lechihuana, que son más chicos. Por ahora no hay gente en emergencia, pero la situación es muy cambiante y muchos se están apurando a sacar todo antes que venga el agua”, dijo a Bichos de Campo Ulises Otegui.
Aunque también son productores ganaderos, Ulises afirma que el foco ahora está ciento por ciento puesto en los barcos, ya que solo hay cinco en Victoria, sin contar las pequeñas barcazas que ingresan por arroyos y riachos. Todos tienen el mismo destino, llegar a tierra firme desde la altura de Rosario y hasta Villa Constitución.
“En lo que corresponde al departamento de Victoria, de acuerdo con las planillas de vacunación, se estima que hay más de 90.000 cabezas en la zona, de las cuales siempre hay más de las registradas y declaradas por distintas cuestiones como los nacimientos. De este total estimamos que se movieron entre 10 mil y 15 mil cabezas como mucho. Es muy poquito”, señaló Otegui.
“Nosotros calculamos que en la zona de Victoria, desde el puente hacia el lado de Buenos Aires, como mucho aguantará hasta el 15 o 20 de noviembre con los pronósticos que hay. En ese marco estimamos que, si los pronósticos son ciertos, probablemente un 30% de la hacienda no se podrá evacuar”, alertó a continuación.
Esta conclusión no es una dicha a las apuradas sino que, según el joven, tiene en cuenta la cantidad de barcos disponibles, la cantidad de jaulas y camiones que pueden sacar hacienda, y la velocidad de los barcos, que poseen una marcha máxima de 10 kilómetros por ahora, con un promedio de duración de los viajes de 3 horas cada uno. Eso sin contar las jornadas en las que solamente se puede realizar un viaje, en función de la distancia y el punto de evacuación disponible.
“Es así que estamos viendo que muchos sacan la hacienda por arreo, por tierra, como en los viejos tiempos. Saltan los arroyos y llegan a campos de costa. Creemos que podemos tener un respiro siempre y cuando no llueva y las condiciones acompañen. El viento demora el transporte fluvial, la lluvia demora el transporte terrestre. Y si se larga a llover, es probable que lleguemos a muchas islas recién en momento de emergencia, cuando ya estén con agua en sus corrales y poca comida”, lamentó Otegui.
Frente a este panorama, la familia detrás de Don Goyi aconseja que los productores empiecen a sacar animales de los campos, que bajen el stock existente, dándole prioridad de evacuación a las vacas con cría y terneros chicos, y dejen a las categorías como novillitos y vaquillonas que “son más fáciles de sacar y son más fuertes y adaptables ante una inundación”.
-¿Hay campos a donde colocar la hacienda que se evacúa?- le preguntamos a Otegui.
-No, no hay muchos campos en condiciones, ni cañadas con pasto, ni cantidad de rollos guardados. Muy poca gente está preparada con un feedlot. Como hay mucha oferta junta y los precios bajaron bastante. Por eso también mucha gente especula con quedarse. La verdad es que la situación es compleja. Hay mucha gente que va a tener que mal vender o simplemente aguantar con sus animales perdiendo kilos. Creo que lo más importante es no perder animales muertos, lo otro pasa a ser secundario.
-¿Qué ves respecto a la organización de los productores isleños en función de los protocolos de evacuación?
-Yo veo lo mismo de siempre. La gente especula mucho con la altura del río, no entiende los tiempos logísticos de los barcos con los camiones y no tiene en cuenta las condiciones climáticas. Creemos que si la gente especula a esperar a que vaya subiendo y después tiene con todo junto, puede pasar algo parecido a lo que ocurrió en el 2007: cuando quisieron salir, fue demasiado tarde.
-¿Cuál es la situación respecto al pago del servicio de transporte?
-Es un conflicto hoy en día porque, por lo general, lo que siempre se hacía era el servicio y luego el cobro. Hoy con la situación económica y el faltante de gasoil, se intenta cobrar un 50% adelantado y un 50% al contacto. Pero es un tira y afloje. Lo cierto es que mucha gente no está preparada, ni logísticamente, ni con dinero, ni con campos, por lo que tenemos que contemplar esas cuestiones.
-¿Tuvieron problemas con el combustible?
-No, por ahora no, pero estamos trabajando con mucha intensidad y por eso estamos comprando por adelantado el combustible y tratamos de almacenarlo.
-¿Qué sentís que hace falta en este momento?
-Yo creo que lo que faltan son puntos de evacuación y logística en cuanto a los camiones. Luego, por lo general, con los barcos podríamos llegar bien, pero muchas veces el problema que tenemos es el personal para juntar la hacienda en la isla y tener todo listo para salir. Cada minuto que se pierde complica las cosas. Si uno tiene ordenadas las islas en tiempo y forma, los camiones responden, los corrales están en condiciones y tienen tierra firme, se puede trabajar tranquilamente. Aún así, desde el municipio y Senasa se están moviendo, están colaborando y siendo accesibles, y están dando una mano gigante para poder hacer bien nuestro trabajo.
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